P. Ciriaco Santinelli

El padre Ciriaco Santinelli fue el primer superior provincial de la Inspectoría Salesiana Santa Rosa de Lima. Su gestión en nuestro país se enmarcó en el gobierno de Don Miguel Rúa como Rector Mayor de los Salesianos (1888-1910).

Sus inicios

El padre Santinelli nació en San Gregorio di Ostra, en la diócesis de Senigallia, provincia de Ancona, ubicada en la costa adriática de Italia, el 21 de febrero de 1859: el mismo año en que Don Bosco fundó la Congregación Salesiana. Sus padres fueron Antonio Santinelli y Marianna Rocconi. Su formación como religioso la realizó con los Salesianos de su natal diócesis de Senigallia. Allí, entre los suyos, tuvo lugar su vestición como novicio el 5 de noviembre de 1875. Una ficha manuscrita sobre Santinelli, ubicada en un antiguo libro de registro de los salesianos de nuestra inspectoría, conservado en el Archivo Histórico Salesiano del Perú, da cuenta de las fechas en que recibió las órdenes sagradas: la tonsura y órdenes menores el 30 de junio de 1882, el subdiaconado el 23 de setiembre de 1883, el diaconado en 1884 y, finalmente, la ordenación sacerdotal el 30 de mayo de 1885. Todas fueron recibidas de manos de monseñor Ignazio Bartoli, quien fuera obispo de Senigallia entre 1880 y 1895.

Misionero en Ecuador y el Perú

Santinelli perteneció a la última generación de jóvenes sacerdotes salesianos que se formaron estando Don Bosco aún en vida. Por ello resulta significativa su participación en la última expedición misionera enviada por nuestro fundador, que tuvo como destino a Ecuador. El 18 de agosto de 1887 el Capítulo Superior lo eligió como uno de los integrantes de aquel histórico grupo de salesianos, liderado por el célebre don Luis Calcagno. Santinelli partió como misionero a América desde la Basílica de María Auxiliadora de Turín el 6 de diciembre de 1887, llegando a su destino (Quito) el 28 de enero de 1888, tres días antes de la muerte de Don Bosco.
Permaneció en Ecuador durante ocho años, tiempo en el cual destacó por su trabajo pastoral entre los presos, según destacó años después el Bollettino Salesiano de Turín en el obituario publicado algunos meses después de su muerte. Laboró en Quito hasta la expulsión de los Salesianos en 1896, participando de un dramático viaje de destierro al Perú, llegando a Lima el 4 de octubre de ese año.

Fue enviado a la recién fundada casa de Arequipa, donde ejerció como segundo director en la historia de esta casa, entre 1898 y 1901. Durante su gestión, el 11 de junio de 1899 se colocó la primera piedra de la Iglesia de María Auxiliadora de Arequipa, evocación a menor escala de la basílica de Turín, cuya construcción prometieron a la Virgen los Salesianos desterrados de Ecuador.

Inspector del Perú y Bolivia

El 19 de octubre de 1901 se notificó al padre Santinelli su próxima obediencia: sería el primer superior de la nueva inspectoría Santa Rosa de Lima, que abarcaría las casas salesianas del Perú y Bolivia, con sede en Breña. Simultáneamente, ejercería como director de dicha casa. La Inspectoría fue creada el 20 de enero de 1902 y Santinelli inició sus funciones como nuevo superior.

De su gestión destacan algunos hitos: la fundación de las casas de Cusco (1905) y Piura (1906); el proyecto del nuevo templo a María Auxiliadora en Lima (1906) que lamentablemente quedó trunco, pero fue el precedente de la posterior construcción de la actual Basílica de María Auxiliadora de Breña; y la celebración en Lima del Tercer Congreso de Cooperadores Salesianos (1906).

Permaneció en el Perú hasta el 7 de setiembre de 1907, en que retornó a Italia para partir nuevamente a Ecuador como parte de la expedición misionera enviada ese año por Don Rúa.

Sus últimos años en Ecuador y Colombia

En Ecuador se desempeñó como Vicario de la misión de Méndez y Gualaquiza. Allí debió enfermar de lepra, siendo enviado nuevamente al Perú a inicios de 1909. Estuvo aislado en Catacaos, impedido por su enfermedad de ejercer el cargo de director de Piura al que había sido designado. Finalmente, fue trasladado al Lazareto de Agua de Dios, en Colombia.

Según su obituario, publicado en el Bollettino Salesiano de Turín en enero de 1914, la enfermedad no le impidió seguir haciendo contribuciones a la obra de Don Bosco: “Bajo su impulso, aquel país del dolor vio nacer la Conferencia de San Vicente de Paúl y la Sociedad de Socorro Mutuo; y los dos pequeños periódicos locales: ‘La Beneficencia’ y ‘La Hoijta’ también le deben su existencia. También se conservan en lengua castellana varias obras suyas, todas apreciadas y difundidas”.

Sintiendo próxima su muerte, escribió a los superiores en setiembre de 1913 comunicando la intensificación de sus males, con una resignación conmovedora: “No puedo estar más y más feliz. Mi oración es conocida: ¡Morir en el trabajo, enfermedad breve y buena muerte! ¿No es hermosa esta oración? Ahora no es cuestión de años, sino de meses. Así es: ¡Deo gratias! Ante la noticia de mi muerte no demoren los sufragios, porque el Purgatorio, oh sí, será muy largo para mí”.

Falleció en Agua de Dios el 5 de noviembre de 1913 a los 54 años de edad.

David Franco Córdova
Historiador de la Congregación Salesiana del Perú

Fuentes: Libro de registro de salesianos de la Inspectoría Salesiana Santa Rosa de Lima. Tomo I: 1891-1940. Fol. 5. Archivo Histórico Salesiano del Perú.