(ANS – Roma) – La Jornada Mundial de la Juventud es un evento que se renueva cada año: a nivel internacional cada dos o tres años y a nivel diocesano en los años intermedios con motivo de la celebración del Domingo de Ramos. Benedicto XVI entregó a los jóvenes de las diversas diócesis del mundo su mensaje para la XXVII JMJ que, inevitablemente, hace memoria a la celebrada en Madrid el pasado agosto e invita a mirar hacia la próxima de Rio de Janeiro. El padre Fabio Attard, Consejero para la Pastoral Juvenil, nos guía a la lectura del mensaje.
El mensaje del Papa para la JMJ 2012 parte de la invitación que encontramos en la carta de San Pablo a los Filipenses: “Estén siempre alegres en el Señor” (4,4). El Papa hace una reflexión sencilla que inicia en el corazón de los jóvenes – es un corazón hecho para la felicidad; ofrece a Cristo como fuente e invita a ver la vida como gozo de lo vivido cotidianamente.
1. El primer desafío es responder a la pregunta: “¿Dónde está la fuente de la felicidad?” La propuesta del Papa inicia con la persona de Jesús porque en él se manifiesta a plenitud la verdadera felicidad que Dios tiene para cada viviente. Encontrar a Jesús nos hace nacer siempre a una felicidad interior. Encontramos esta experiencia en el ministerio de Jesús, en el momento crucial de la hora de la pasión de Jesús cuando en los últimos momentos de su vida terrena, en cena con sus amigos, él dice: Como el padre me ha enviado, así los envío yo. Permanezcan en mi amor… Les he revelado estas cosas para que la gloria permanezca en ustedes y la felicidad sea plena” (Jn. 15,9.11). La misma experiencia de felicidad la narran los evangelios el día de la resurrección: “Alégrense”” (Mt 28,8-9). Es la felicidad del Cristo viviente, el vencedor del mal del pecado y de la muerte.
2. Si Cristo es la fuente, en nuestra vida él es el espacio de la felicidad. El Papa busca responder a la segunda pregunta: “Cómo conservar en el corazón la felicidad cristiana?” Sin tantas vueltas el papa invita a los jóvenes a realizar una elección que tiene que cuenta. “Queridos jóvenes, no tengan miedo de arriesga la vida abriéndola a Jesucristo y al Evangelio”.
Es una elección que va acompañada con una vida de fe: “la felicidad es fruto de la fe, es reconocer cada día su presencia, su amistad”. Entonces es un camino que se fundamenta sobre una experiencia de fe iluminada por la palabra, alimentada por la liturgia, la celebración eucarística, el sacramento de la penitencia, y, un compromiso por hacer crecer en la vida personal y comunitaria la comunión fraterna. Tres propuestas que sostienen la verdadera felicidad.
3. El papa después señala la celebración próxima del “Año de la Fe” que será de ayuda y estímulo. Al mismo tiempo presenta figuras de jóvenes, Pier Giorgio Frassati y Chiara Badano que han sabido vivir la felicidad a plenitud. El primero escribe: “Tu me preguntas si soy feliz?, y, ¿Cómo no podría serlo?. Mientras la fe permanezca me dará la fuerza para estar alegre. Cada católico deber estar alegre…. El objetivo para el cual nosotros hemos sido creados, si bien está unida a las espinas y el dolor es la felicidad: es alegría también a través del dolor” (Carta a la hermana Luciana, Turín, 14 febrero 1925). Mientras Chiara declara: “Ha sido un momento de Dios: sufría muchísimo, pero mi alma cantaba” (Carta a Chiara Lubich, Sassello, 20 de diciembre de 1989).
4. El Papa, exhorta a los jóvenes a ser misioneros de la felicidad. Quien sigue a Cristo no puede estar feliz si los demás no lo son: la felicidad va siempre compartida. Una felicidad que viene de la convicción de fe que no estamos jamás solos, pero siempre en las manos de Dios.
El Papa ofrece dos citaciones muy importantes que conviene señalarlas en este mensaje. La primera de la beata Madre Teresa de Calcuta: “La felicidad es una red de amor para capturar las almas. Dios ama a quien da con felicidad. Y quien dona con felicidad dona más todavía”. La segunda, del Siervo de Dios Pablo VI: “En Dios Mismo todo es felicidad porque todo es don”.
