Ya que salían de Australia, que está un poco lejos de ¡casi cualquier sitio!, decidieron dar un «pequeño desvío»: a la JMJ de Río de Janeiro, pasando por San Juan de Miraflores, un distrito pobrísimo de la capital de Perú.
La iniciativa surgió con el deseo de que los jóvenes que viajaran a la JMJ se detuvieran unos días antes para hacer algún trabajo social en un país necesitado, con el fin de que este evento no fuera solamente una experiencia de recibir sino también de donar tiempo, conocimiento y bienes materiales y espirituales.
560 misioneros «novatos»
Del 13 al 20 de julio, 560 jóvenes australianos, misioneros «novatos» en su mayoría, se han establecido en Pamplona Alta, un lugar de extrema pobreza ubicado en el distrito San Juan de Miraflores de la capital peruana. La zona queda ubicada en un cerro, sus habitantes carecen de servicios públicos, las casas son de estera o de cartón y no existen buenas vías de acceso a este lugar.
En una semana, no da tiempo para mucho, excepto para tener un gesto y dejar algún fruto visible. Los frutos invisibles, en el alma y la conciencia, sin duda serán más, y más duraderos.
Los voluntarios construirán tres escaleras de cemento para facilitar el tránsito de los habitantes. También una cancha de deporte y mejorarán un comedor comunitario.
Los voluntarios australianos realizarán campañas de salud, higiene dental, catequesis con niños y además construirán una capilla católica, ya que hasta ahora no existe ninguna en esta zona. Allí hay mucha presencia de grupos cristianos no católicos.
Los habitantes de Pamplona Alta se han preparado moviendo la tierra y sentando las bases para la capilla. Algunos han aprendido palabras de inglés para comunicarse con los misioneros. La inauguración de la capilla será el 18 de julio.
De distintos grupos y movimientos
Una característica de esta iniciativa es que reúne a católicos de distintos movimientos y realidades. La misión está organizada desde la Fraternidad Mariana de la Reconciliación (www.fraternas.org) y el Movimiento de Vida Cristiana en Australia a través de Harvest World Youth Day Tours, la agencia australiana que organiza peregrinaciones católicas y los viajes de las jornadas mundiales de la juventud. Se les han unido la Arquidiócesis de Sydney, la Australian Catholic University, la Catholic Educaction Office (que trae un numeroso grupo de escolares de Sydney), la comunidad de los católicos maronitas en Australia, el movimiento juvenil Antioch (son jóvenes que evangelizan a chicos de 10 a 13 años, centrados en parroquias; bastante extendido en Oceanía) y las diócesis del estado de Victoria, al sur de Australia.
Va el cardenal Pell, anfitrión de la JMJ 2008
Los jóvenes viajan acompañados por tres obispos, entre ellos el cardenal George Pell, arzobispo de Sydney (y anfitrión de la JMJ de Sydney 2008) y 23 sacerdotes.
“Es muy especial ver cómo el Espíritu Santo es el agente de la Nueva Evangelización”, dice Lorena Portocarrero, superiora local de la Fraternidad Mariana de la Reconciliación en Sydney. “Los chicos están con mucho deseo de ayudar de entregarlo todo por la comunidad de Pamplona Alta”, cuenta Lorena Portocarrero. “Están emocionados, tienen muchos anhelos de donarse y amar y veo cómo el Señor los va preparando para que abran sus mentes y corazones para que el Señor irrumpa y transforme sus vidas y que esta experiencia tenga su culmen en la JMJ de Río de Janeiro”, comparte Lorena.
Conocer a los santos peruanos
Además del trabajo social los australianos realizarán una peregrinación por el centro de Lima donde visitarán los santuarios de tres santos peruanos: Santa Rosa de Lima, San Martín de Porres y San Francisco Solano.
“Es muy importante que se enriquezcan también con la religiosidad popular que hay aquí donde la evangelización se dio hace más tiempo y existe una cultura católica tan fuerte”, comenta Jenny Espinoza, responsable de la Fraternidad para acogerles en Perú.
Así estos australianos hacen concreto el llamado del papa Francisco de “renunciar a una vida cómoda”, como dijo en una de sus homilías y a entender que el mejor complemento para la Jornada Mundial de la Juventud es hacer un servicio a los más pobres, porque ellos “son la carne de Cristo”.