La Salesiana Cooperadora María Bernal, natural de Colombia y encargada de formación de los Salesianos Cooperadores (SSCC) para la región Pacífico Caribe Sur, se encuentra en estos días en nuestro país con ocasión de la nueva elección del Consejo Nacional de los Salesianos Cooperadores del Perú y la redacción central le hizo algunas preguntas sobre la situación actual de los SSCC y de lo que se espera de ellos.
¿Qué implica ser la encargada de formación de los SSCC de la región y qué dificultades ha encontrado en el camino?
Primero que todo, de parte mía, disposición de tiempo. Me implica momentos de lectura, de estudio, de reflexión, de oración porque nadie da de lo que no tiene. A mí me exige ser la primera que me forme para poder orientar y formar a los otros.
¿Considera que se ha mejorado en la formación de los Salesianos Cooperadores?
Yo creo que sí porque se ha buscado el adueñarnos nosotros de la Asociación, tomarla como propia. Entonces eso implica profundizar, mirar el Proyecto de Vida Apostólica, que antes era el reglamento dado por Don Bosco, sacar nuestros propios textos, mirar cómo tiene que ser el Salesiano Cooperador en este mundo de hoy, cómo debe comportarse, qué actitud debe tener.
En cuanto al número de Salesianos Cooperadores, ¿se ha crecido o decrecido en los últimos años?
Se ha crecido. La última vez que hicimos censo hablábamos de unos 31 mil Salesianos Cooperadores en el mundo.
Entonces, ¿cuáles son las razones por las que en la actualidad se conoce muy poco a los Salesianos Cooperadores entre los jóvenes?
Ha faltado la capacidad de renovación… Para nosotros en este momento es una pregunta obligada: ¿Qué pasa con los jóvenes? ¿Por qué no somos significativos para los jóvenes?
La Asociación para los jóvenes, como una respuesta a un llamado del Señor, debería ser muy atractiva porque muchos salen de las casas y se quedan felices con la espiritualidad salesiana y no saben dónde meterse. Deberíamos salir inmediatamente los Salesianos Cooperadores a dar la mano. Pero no tenemos todavía la manera legal y atractiva de proponerlo. Esto es una preocupación y vemos que es importante la promoción vocacional junto al uso de los medios de comunicación… La raíz de todo se llama la formación.
A veces da la impresión de que los Salesianos Cooperadores están como relegados y que dicen Amén a todo. ¿Cómo lo ve usted?
Es un miedo a trabajar juntos. Si nosotros, Salesianos Cooperadores, no nos formamos, no nos cualificamos en todo. Cualificarnos en formación, en salesianidad, en espiritualidad, en vida cristiana y también en todo lo que el mundo está presentando. Si no nos cualificamos allí, el Salesiano y la Hija de María Auxiliadora nos mirarán como destinatarios. A los destinatarios que tienen que formar. Somos los destinatarios viejos. Y no somos eso, somos hermanos, somos hermanas y deberíamos trabajar hombro a hombro… Por ahí es donde tiene que meterse la formación.
Mientras nosotros no pasemos de estar simplemente contentándonos con abrir la puerta a la parroquia, con tocar la campana, con hacer la lectura, con seguir siendo el maestro en la obra salesiana, sin sobresalir como salesiano laico, esto no tiene futuro. Va a seguir existiendo porque esto es obra de Dios, pero nos quedamos.
Es decir, ¿Salesianos, Hijas de María Auxiliadora y Salesianos Cooperadores son iguales?
Iguales, pero en distintas formas… Salesianos completicos, auténticos en el mundo, con todo igualitico al Salesiano de Don Bosco, pero cooperador porque no es consagrado, porque no está en la Congregación.
En la historia de los Salesianos Cooperadores hubo un momento en el que ni los Salesianos, ni las hijas de María Auxiliadora lo entendieron.
Los Salesianos perdieron su norte. Empezaron a llamar «cooperador salesiano», en aquel entonces, a toda persona que les colaboraba con cualquier cosa. Entonces al benefactor de la obra salesiana se le daba un diploma y a partir de ese momento se le llamaba “cooperador salesiano”, completamente fuera de la mentalidad de Don Bosco porque Don Bosco desde el principio tuvo una visión hermosísima del Salesiano Cooperador. Él lo veía metido trabajando con los muchachos de igual a igual. Los unos de una manera, nosotros de otra manera. Y metido en el mundo permeando de vida cristiana ese mundo, allá donde estuviera.
Por eso viene el cambio ahora de «cooperador salesiano» a Salesiano Cooperador porque la palabra cooperador adelante da la idea simplemente del que ayuda con cosas materiales.
Gracias a Dios vino todo un momento de caer en cuenta lo que se estaba haciendo, entonces se empezó a profundizar y a recuperar lo que era la idea original de Don Bosco del cooperador salesiano y surge toda la organización que tenemos en este momento. Aparece ese consejo mundial que se necesitaba, aparecen los consejos provinciales. Entonces, van apareciendo un montón de estructuras de organización para permitir que el Salesiano Cooperador vuelva a ser lo que era realmente.
Para los Salesianos Cooperadores el rector mayor es quien los dirige, al igual que a los Salesianos de Don Bosco. Todo lo que nosotros propongamos tiene que ser avalado por él. Para los demás es simplemente el padre espiritual.
Hace muy poco volvimos a tomar la cosa como era. Hemos caminado, pero todavía no hemos llegado al punto que tiene que ser… Si miramos por tiempo, uno dice, llevamos muy poquito, pero no es justificación para estar tan supremamente invisibles. No es justificación y vamos adelante. Yo no me desanimo, como formadora no me desanimo, ni voy a dejar que los Salesianos Cooperadores se desanimen porque el proceso es lento, pero firme.
En la medida en que caminamos tenemos que irnos visualizando, tenemos que ir antojando a mucha gente que venga a donde nosotros. Tenemos que ir lanzándonos y abriéndonos realmente al mundo… ha sido un proceso bonito de re descubrimiento.
¿Qué mensaje les viene a traer a los Salesianos Cooperadores del Perú?
Que tenemos que ser y que tenemos que buscar identidad. Cuando nosotros ya nos sintamos idénticos, no caricaturas sino idénticos, esto se soluciona y los problemitas que hay por allí caen solos… Y nos van a venir vocaciones, y nos van a llegar jóvenes.
A las Hijas de María Auxiliadora y a los Salesianos les digo que nos ayuden a Ser, con paciencia, y sin perder de vista que somos laicos, no somos novicios, ni novicias.
