(ANS – Roma) – La situación de Siria, marcada por los disturbios y la violencia por más de dos años, ha llevado a Papa Francisco a celebrar un día especial de oración y ayuno el día 7 de septiembre. La Familia Salesiana, uniéndose a esta intención, está invitada a mirar la figura todavía poco conocida de la Sierva de Dios Matilde Salem (Aleppo 1904-1961) inspiradora y soporte de la presencia salesiana en Siria.
Matilde Salem fue una mujer moderna, constructiva y capaz de auto-educación , porque, observando la situación de la población siria, se dio cuenta de que el futuro de la juventud estaba marcado por una competencia profesional: solo el trabajo digno y seguro, habría orientado de otra forma el futuro de su patria.
La Sierva de Dios vivía por su país, sin tomar ideologías de partido o visiones parciales, pero tratando de ver a cada persona con los ojos de Dios. En su Siria, hoy desgarrada, fue capaz de dar impulso y construir una nueva civilización, no solo prodigando abundantemente la riqueza que tenía su familia biológica y la que obtuvo por el matrimonio, sino ofreciendo su vida marcada por la enfermedad para el bien de los hermanos.
Matilde, aún teniendo una intensa vida de oración, fue capaz de combinar las diferentes facetas de su personalidad: rica propietaria, gerente aguda, madre de los pequeños huérfanos que bañaba y peinaba, viajera cuidadosa, mujer elegante y anfitriona agradable y muy generosa. La tensión ecuménica e interreligiosa que la caracterizaba, en tiempos en los que el solo discurso podría sonar sospechoso, encontró un impulso que contagiaba, sabiendo establecer relaciones de estima y de ayuda con todos: con sus grandes amigos musulmanes, con los ortodoxos y con los representantes de los ritos orientales cristianos.
Una mujer siria, oriental, gerente indiscutible en su campo y llena de humor, una mujer moderna y «Sierva de Dios».
Al comentar su muerte, el 27 de febrero de 1961, el arzobispo Fattal dijo: «Santa Matilde».
En el sitio de sdb.org está disponible una breve oración para invocar la intercesión de la Sierva de Dios Matilde Salem.