(ANS – Kakuma) – Según los datos del Alto Comisionado ONU para los Refugiados (ACNUR), a finales de mayo, el campamento de refugiados de Kakuma, en Kenia, tenía 155.477 refugiados procedentes de 20 países diferentes. También los salesianos trabajan en el campo, día tras día frente a dificultades cada vez mayores.
El campamento ofrece un lugar seguro para los refugiados, vivienda, atención en salud, agua potable y servicios higiénicos. Los jóvenes que viven allí están entre los más vulnerables del mundo y, a menudo, después de violencias y tráumas, se encuentran en lugares que no tienen grandes oportunidades para su educación.
Los salesianos de Kakuma administran la parroquia Santa Cruz y el Centro Profesional Don Bosco, donde 1.044 hombres y mujeres jóvenes están recibiendo la formación para el trabajo y humana. «El nuestro es el único centro de formación técnica formal del campamento. – Explica el P. Luca Mulayinkal, director de la obra salesiana – Al final de los estudios, los alumnos obtienen un certificado del gobierno que tiene un gran valor para los refugiados».
Dada la creciente afluencia de refugiados en el campamento, especialmente de Sudán del Sur, y la necesidad de formación técnica, los misioneros salesianos están luchando para satisfacer las exigencias de todos. El objetivo es volver a abrir un segundo centro de formación técnica que había cerrado en el 2008, cuando la población del campamento se había reducido a 20.000 personas, dado que muchos refugiados pudieron regresar a sus hogares.
En el 2011, la población creció de nuevo, poniendo a prueba los programas previstos y obligando a reabrir los servicios ofrecidos anteriormente. Hoy, los estudiantes tienen que levantarse muy temprano en la mañana y caminar varios kilómetros para llegar al Centro Don Bosco. Muchos otros deben esperar hasta que haya lugar para ellos en los programas de formación.
Actualmente los salesianos también siguen el programa “Helping Children to be Children” (Ayudando a los niños a ser niños), a través de juegos, canciones y lecciones celebradas al aire libre, clases de dibujo y de Inglés, mejoran la vida de más de 3.000 niños. Actualmente, el programa está a cargo de voluntarios y no tiene una financiación estable; pero cuando, como hace poco, recibe fondos, el programa se encarga también de darles comida a los estudiantes y a sus familias.
«Necesitamos ampliar nuestros servicios para satisfacer la creciente demanda de vivienda, alimentación, educación, infraestructura y apoyo social para nuestros programas», dice el P. Mulayinkal. Actualmente se está planeando la construcción de una nueva capilla, que se convertirá en la sexta en la misión salesiana de Kakuma, para ofrecer un lugar de oración y apoyo social a los refugiados.
Por todas estas razones, la Procura Misionera Salesiana New Rochelle ha lanzado un llamado para apoyar todos estos proyectos en favor de los jóvenes más vulnerables de Kakuma.
