(ANS –Roma) – De frente ala violencia de que son víctimas los cristianos iraquíes en el norte de Irak, ayer 7 de agosto, el Papa Francisco hizo un llamado para que con la oración y la ayuda se pueda «poner fin a la tragedia humanitaria que tiene lugar». Al llamado también se ha unido el Rector Mayor, Don Ángel Fernández Artime…
Es un verdadero éxodo el que está sucediendo en el norte de Irak: unos 100 mil cristianos están huyendo de la violencia. La noche del miércoles 6, los milicianos conquistaron Qaraqosh, la principal ciudad cristiana de Irak, situada entre Mosul y Erbil, la capital de la región kurda. En tiempos normales tiene una población de cerca de 50 mil personas, pero desde hace tiempo también acogía los refugiados cristianos que huyeron de Mosul. Posteriormente cayeron también los pueblos vecinos de Tal Kayf, Bartella y Karamlesh.
«Las iglesias están llenas, se quitaron las cruces. Hay 100.000 refugiados cristianos que han huido con nada más que la ropa puesta, algunos a pie, para llegar a la región del Kurdistán», anunció ayer el patriarca caldeo de Kirkuk, Mons. Louis Sako.
«La situación de los cristianos desplazados es desesperada ya que en Arbil, la capital del Kurdistán iraquí, no están dispuestos a aceptarles porque no saben cómo dar cabida a estas miles de personas», explicó además el Card. Fernando Filoni, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.
Ante esta terrible realidad, el mismo Papa Francisco ha renovado su «cercanía espiritual a todos aquellos que están pasando por esta dolorosa prueba» e invocó que desde toda la Iglesia «suba incesante una oración coral parainvocar del Espíritu Santo el don de la paz».
El Papa también expresó un «llamado urgente a la comunidad internacional» para que «se hagan esfuerzos para proteger a los que están interesados o amenazados porla violencia y para asegurar las ayudas necesarias, sobre todo las más urgentes, para todas las personas desplazadas, cuya suerte depende de la solidaridad de los demás».
Hoy también,el Rector Mayor ha querido unirse a este llamado invitándonos a “sumarnos a la oración del Papa, a tener muy presente en nuestros corazones a los hermanos y hermanas de las diversas comunidades cristianas del norte de Irak, a tomar conciencia de que nuestra fraternidad y solidaridad para con ellos es muy importante y, a educar y educarnos en la tolerancia ante lo diverso y diferente para construir una humanidad más evangélica y justa”.
