Siete horas antes de la misa con el Papa el domingo 18 de enero, ya es imposible caminar contracorriente en el río de peregrinos contentos que confluyen en el “Luneta Park” de Manila. Y tampoco en el mismo sentido de la procesión se puede caminar fuera de ritmo. Hay que hacerlo “a paso de peregrino”. Es el pueblo, pueblo; pueblo de Dios en marcha, la Iglesia en camino.
Los miles y miles de peregrinos alegres, que marchan para celebrar con el Vicario de Cristo, caminan en el mismo sentido, en familia, como hermanos. Son pobres pero son felices en la fe, como testifican nuestros entrevistados. muchos llevan la imagen del altar familiar del “santo Niño”, con vestidos distintos, según la tradición o el oficio de la familia, porque Jesús se hizo uno más de los nuestros entre los miles y miles de humanos; porque está muy cerca nuestro y camina con nosotros y puede llorar con nuestras penas y dolores porque él ha pasado primero por lo mismo antes de resucitar, como recordó Francisco en la misa por las víctimas y con sobrevivientes del último tifón.
Es la Iglesia misma que se hace fuertemente visible en el “sensus fidelium” del Pueblo de Dios en peregrinación; la iglesia en salida. Porque, así como el Papa es infalible en lo que hay que creer y obrar como cristianos, según el catecismo católico, el Pueblo de Dios también es infalible en el modo de creer. Sí, en el modo de creer y vivir la fe con la propia religiosidad y piedad popular. Y hoy es la fiesta del “Santo Niño” , Jesús tan querido y venerado en esta devoción de toda Filipinas.
“Recuerdo con nostalgia cuando iba a la Casa de Dios, entre cantos de alegría y alabanza en el bullicio de la fiesta”, canta el salmo 41. Vos y yo ¿vamos contracorriente de la peregrinación del Pueblo de Dios en salida, al encuentro de Jesús? O formamos parte de este “río de alegría”, como nos invita Francisco.
Estos peregrinos nos dan testimonio de fe y nos hacen pensar.
Fuente: News.va