Hoy se celebra la Fiesta de Domingo Savio, uno de los patrones más queridos de los Salesianos en el mundo. Este “grande gigante del espíritu” como lo definió Pío XII en ocasión de su canonización el 12 de junio de 1954, sigue siendo uno de los mejores frutos de la Espiritualidad Juvenil Salesiana, la que cada uno quiere, día a día, seguir transmitiendo.
Domingo, que significa: «el que está consagrado al Señor», nació en Riva del Piamonte, Italia, en 1842. Era hijo de un campesino y desde niño manifestó deseos de ser sacerdote. Cuando Don Bosco empezó a preparar a algunos jóvenes, en el Oratorio de Valdocco, para el sacerdocio se sintió muy impresionado por la evidente santidad de Domingo, quien ingresó en octubre de 1854 en el Oratorio de San Francisco de Sales de Turín, a los doce años de edad.
En Domingo Savio, el Señor ha querido dar a los adolescentes y a los jóvenes un “modelo de santidad juvenil”, que se distingue por la “alegría del corazón” y por la “fidelidad a los deberes de cada día”, manifestó, en el 2009, el Rector Mayor de los Salesianos, Don Pascual Chávez.
Uno de los recuerdos imborrables que dejó Domingo en el Oratorio fue el grupo que organizó. Se llamaba la Compañía de María Inmaculada. Sin contar los ejercicios de piedad, el grupo ayudó a Don Bosco en trabajos tan necesarios como la limpieza de los pisos y el cuidado de los niños difíciles. En 1859, cuando Don Bosco decidió fundar la Congregación de los Salesianos, organizó una reunión; entre los veintidós presentes se hallaban todos los iniciadores de la Compañía de la Inmaculada Concepción, excepto Domingo Savio, quien había volado al cielo dos años antes.
Cierto día, Domingo Savio preguntó qué cosa tenía que hacer para ser santo, Don Bosco lo invitó a estar siempre alegre, a cumplir los deberes de cada día, a desarrollar una relación de amistad con Jesús a través de la oración, la Palabra de Dios y los sacramentos de la confesión y de la comunión, y a preocuparse de hacer el bien a los compañeros. Domingo asumió seriamente este programa de santidad y procuró vivir así.
Domingo Savio es una figura muy completa en su aspecto humano: responsabilidad, amistad, generosidad. Es fruto de la gracia, de la acción del Espíritu, y también de la educación salesiana, que debe tener el coraje de señalar horizontes audaces de vida, de proponer “una medida alta” de vida cristiana para vencer la tentación de la mediocridad. La adolescencia y la juventud son también tiempos para madurar en santidad.
Domingo murió a los 15 años, el 9 de marzo de 1857, habiendo alcanzado un alto grado de santidad, válida para ser propuesta a los adolescentes y a los jóvenes, llamados por Juan Pablo II, a ser “los santos del nuevo milenio”.
Fuente: Corazones.org