«Te cantamos Mesías, te anunciaron los profetas, te alabamos ¡Oh hijo de Abraham e hijo de David! se entonaba en el cántico de entrada a la misa que oficia este lunes el pontífice.
Precedido por la entrada del evangelio, el papa Francisco y los obispos, vestido de blanco y dorado, caminaron en procesión, e ingresaron al templete para la celebración de la misa campal, cuya oración de este lunes se dedica a la familia.
Cerca del templete se encuentran las imágenes del Cristo del Consuelo y de la virgen María de Guayaquil, que llegaron el domingo con cientos de devotos después de una larga procesión. La primera desde el sur de la ciudad y la segunda, desde el norte.
Al bordo del papamóvil, el papa Francisco recorrió el parque Samanes. Al inicio rápido, pero después a paso lento, el vehículo pasaba por los bloques donde se encontraban congregados los fieles.
Llevan más de 24 horas en vigilia y peregrinación, sentados, en carpas, en sillas o en el suelo, rezando, cantando, esperando para verlo y compartir con el la misa campal y la eucaristía que el papa oficiará a las 11:45 de este lunes. El pontífice no ha tenido descando desde su arribo a Guayaquil, a las 09:49 de hoy.
Del Santuario a Samanes
Con la ventanilla abajo del auto Fiat en el que se traslada, el papa Francisco saluda a las personas congregadas a lo largo la vía a la costa. Desde muy temprano, unos con sillas y otros de pie, se habían apostado a ambos lados de la vía para verlo pasar y darle la bienvenida.
Era una corte de honor no programada, era el impulso y del deseo de verlo los que alimentaban las horas de espera, y se cumplió al acercarse al santuario del Señor de la Divina Misericordia y unos siete minutos después, a su salida, para dirigirse al parque Samanes, al norte de Guayaquil, donde miles de fieles lo esperan desde el domingo.
El papa salió a las 07:50 de la Nunciatura Apostólica en Quito, y se trasladó en el mismo vehículo, el auto Fiat, que lo llevó el domingo desde la terminal aérea hacia Monteolivo.
Fuente: Eluniverso.com