Con la llegada del invierno se aumentaron las dificultades para los inundados de Pakistán. La misión salesiana de Quetta continua su trabajo por los más pobres y débiles, pero tiene necesidad de sostenimiento y ayuda. Los medios de comunicación ya no dicen nada pero la tragedia es inexorable.
Gracias a las intervenciones realizadas, una primera fase de la emergencia en Quetta fue superada. La distribución de los bienes de primera necesidad son cada vez más veloces gracias a los medios de transporte. Algunas áreas de intervención distan 250-380 km y el clima es demasiado frío. “Nos estamos dando cuenta que la verdadera emergencia ahora la encontramos fuera de Quetta, en el campo esparcido a 450-500 km que separan la capital de las otras regiones de Punjab y Sindh”, precisa uno de los voluntarios salesianos de Quetta.
“Situaciones que dan miedo, aldeas vacías en medio del agua que fatigan para flotar, familias completamente aisladas o acampadas a lo largo de las calles o alturas de las colinas en torno a las aguas donde sus casas permanecen inundadas hasta la mitad. Muchos no se mueven para proteger lo poco que les quedó de propiedad. En la Televisión y en los periódicos no se habla pero la tragedia continua inexorable”. Se hacen necesarios las primeras ayudas porque los próximos dos meses para miles de familias y para los más débiles y frágiles serán durísimos.
“No se puede describir la situación que hemos encontrado en algunos campos. Especialmente en Daira, Murad, Jamali y Jaffraabad. En las próximas semanas retornaremos con tres camiones en Daira que es la más vecina y después debemos afrontar un viaje de 450 km, para llegar a las zonas vecinas a Multan donde afortunadamente existe una parroquia católica con un párroco austriaco que organiza la distribución”.
Al “kit de comida” inicial se añadieron colchones, cobijas y vestidos fuertes de invierno, especialmente para niños y mujeres obligadas día y noche a estar bajo las tiendas de campaña. El Gobierno ha provisto de carpas y baños públicos, distribución frecuente de agua potable: el alimento cotidiano, sin embargo, es escaso y las organizaciones locales no reciben ayuda suficiente del gobierno central.
En marzo debería iniciar la tercer fase de intervención salesiana: recomenzar a construir la vida, la casa y las cosechas de aquellas familias que podrán tornar a su tierra de origen.