(ANS – Juba) – La guerra en Sudán del Sur cumple dos años. La escasez de recursos y la falta de instituciones fuertes han llevado al país más joven del mundo a conflictos que han hecho que la población haya perdido la esperanza.
El 15 de diciembre de 2013 se registraron choques armados en el área de Mumuki, al sur de la capital, Juba, entre miembros de la guardia presidencial y el Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán. 10 días después, el presidente del Sudán del Sur, Salva Kir, anunciaba que se había producido un intento de golpe de Estado orquestado por su exvicepresidente Riek Machar y que la situación estaba bajo control, pese a lo que se instauró un toque de queda en el país. Sin embargo, la situación no sólo no estaba controlada, sino que la violencia se acabó extendiendo a todo el país.
Hoy, dos años después del inicio del conflicto, la población de Sudán del Sur, aquella que mayoritariamente decidió en un referéndum ser un país independiente, está sufriendo las graves consecuencias de la guerra. Las cifras son alarmantes en un país de alrededor de 10 millones de habitantes: la guerra ya ha causado más de 50.000 fallecidos, 645.000 refugiados y 1,6 millones de desplazados. Más del 20% de la población del país ha tenido que abandonar su hogar, bien sea para huir al extranjero o bien para buscar un lugar seguro, como la misión salesiana de Gumbo en Juba, capital del país. Además, Sudán del Sur se enfrenta a una grave crisis alimentaria fruto de dos años intensos de guerra.
Pese al acuerdo de paz alcanzado el pasado 26 de agosto en el que se planteaba un cese de las hostilidades y la formación de un Gobierno de unidad donde tengan representación todos los componentes del complejo mosaico político sursudanés, los enfrentamientos no han cesado. Hace sólo una semana combatían en la ciudad de Yambio tropas gubernamentales y efectivos rebeldes.
Los misioneros salesianos en Sudán del Sur tratan de combatir esta situación en las cuatro ciudades donde están presentes desde su llegada en 1982: Juba, la capital; Maridi, Tonj y Wau. La presencia salesiana de Juba está viviendo el conflicto de una forma especialmente intensa. Desde el comienzo de la violencia, los Salesianos abrieron sus puertas a todos aquellos que llegaban allí en busca de seguridad. En la actualidad, más de 2.000 personas se refugian entre sus muros. Los Salesianos han abierto una escuela para los menores desplazados a la que acuden cada día más de 500 niños, niñas y jóvenes.
Fuente: Misiones Salesianas
