El último martes de junio, tuvo lugar a mediodía, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano, una ceremonia solemne con motivo del 65º aniversario de la ordenación sacerdotal del Papa Emérito Benedicto XVI.
En esta conmemoración, el Santo Padre Francisco comenzó recordando que “hoy festejamos la historia de una llamada que comenzó hace sesenta y cinco años con su ordenación sacerdotal en la Catedral de Frisinga el 29 de junio de 1951”.
Y afirmó que con su presencia, el Papa Emérito testimonia de manera intensa y luminosa cuán decisivo es “tener la mirada y el corazón dirigido a Dios”, con lo cual “sigue sirviendo a la Iglesia” y no deja de contribuir con vigor y sabiduría a su crecimiento, desde el pequeño Monasterio Mater Ecclesiae de la Ciudad del Vaticano que es mucho más que uno de esos rincones olvidados en los cuales la cultura del descarte tiende hoy a relegar a las personas cuando, con la edad, sus fuerzas decaen. “Es todo lo contrario – dijo el Obispo de Roma – y esto ¡permite que lo diga con fuerza Su Sucesor que ha elegido llamarse Francisco!”.
Tras destacar que, como San Francisco en la Porciúncula, la Providencia ha querido que elPapa Emérito llegara a un lugar “propiamente franciscano”, el Papa Bergoglio destacó que de este sitio brota una tranquilidad, una paz, una fuerza, una confianza, una madurez, una fe, una entrega y una fidelidad que le hacen tanto bien y le dan fuerza al mismo Sucesor de Pedro y a toda la Iglesia.
De ahí el anhelo del Papa Francisco de que Benedicto XVI siga sintiendo la mano de Dios misericordioso que lo sostiene, que experimente y testimonie el amor de Dios y que, con Pedro y Pablo, siga exultando con gran alegría mientras camina hacia la meta de la fe.
En el curso de esta ceremonia en honor del Papa Emérito, también dirigieron su saludo agradecido los Cardenales Gerhard Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y Angelo Sodano, Decano del Colegio Cardenalicio.
Fuente: News.va