Familiares, amigos, salesianos, religiosos y religiosas de otras congregaciones, jóvenes y fieles de toda Polonia se reencontraron ayer, 2 de marzo, en la Basílica del Sagrado Corazón de Varsovia, para la misa fúnebre en honor del Padre Marek Rybinski.
El cuerpo del padre Rybinski dejó Túnez inmediatamente después de la celebración presidida por Mons. Lahham en la catedral de Túnez, el 28 de febrero, y llegó a Polonia el martes 1 de de marzo. La salma, portada a la Casa Misionera de los Salesianos de Varsovia, fue velada entre martes y miércoles por su familia, amigos, jóvenes del Movimiento Juvenil Salesiano “Saruel”, voluntarios del Voluntariado Internacional Don Bosco y los salesianos. A media noche, cerca de 30 sacerdotes celebraron una misa de sufragio.
El miércoles en la mañana el féretro fue trasladado a la Basílica del Sagrado Corazón, donde después de un extenso tiempo para la oración, fue leída la biografía del padre Rybinski, donde se recordaba la importancia de la familia – los padres de familia, Bárbara y Pietro, y los cuatro hermanos más pequeños – en la elección vocacional del misionero.
Mons. Józef Michalik, arzobispo de Przemyśl y Presidente de la Conferencia Episcopal Polaca, presidió la eucaristía, concelebrada también por Mons. Henryk Hoser, obispo de Warszawa-Praga, Mons. Stanislaw Budzik, obispo de Tarnów y Secretario de la Conferencia Episcopal Polaca, y de cerca de 250 sacerdotes, religiosos y diocesanos. Presentes también los representantes de los salesianos de Irlanda y Malta – del cual depende la presencia de Manouba – y el cónsul de Túnez en Polonia.
El padre Slawomir Lubian, Inspector de Varsovia, realizó la homilía. “Qué sentido tiene haber apagado la vida del padre así de improviso? Preguntaba el superior – Existe un sentido en su vida porque su crecimiento hasta el último instante tuvo una clara dirección”. El Inspector evidenció también la capacidad del padre Rybinski para crear amistad: “Tuvo gran simpatía entre la gente…. Este comportamiento lo ayudó a desarrollar su trabajo misionero y a estar abierto a la gente de Túnez, donde hizo muchos amigos. Las relaciones humanas en la vida del padre Marek eran profundas, y esto significa que conocía bien su identidad y sabía muy bien qué hacer en su vida”. Al final el Inspector concluía: “Estamos agradecidos con Dios por la vida del padre Marek y porque nosotros hemos gozado de su presencia”.
Al final de la liturgia hubo un tiempo para algunos recuerdos personales. Mons. Wiktor Skworc, Presidente de la Comisión para las Misiones del Episcopado Polaco, leyó un testimonio sobre el padre Rybinski. Después, a nombre del consejero para las Misiones Salesianas, padre Václav Klement, intervino el padre Stanislaw Rafalko, que citó algunas frases escritas por el padre Rybisnki un año antes de andar en misión: “Non tengo la vocación misionera, pero no ceso de orar para haberla” reporto Rafalko. El padre John Horan, Inspector de Irlanda, dijo que el padre Rybinski sabía que quería decir donar la propia vida por las misiones. Y Mons. Hoser, iniciando la oración conclusiva, declaró que el padre Rybinski se agrega a los primeros mártires de la Iglesia que en aquellas tierras han dado su vida por Cristo: los santos Cipriano, Perpetua yFelicidad.
Terminada la misa, el cuerpo del padre Marek Rybinski fue sepultado en la tumba de los salesianos en el cementerio de Brudno.