El pasado 9 de julio, la Corte Suprema de Perú pidió abrir una investigación por supuesto tráfico de influencias, luego de la divulgación de una serie de audios grabados por parte de jueces ofreciendo intercambios de favores, recomendaciones, presiones sobre investigaciones en curso, así como rebajas de penas. Los audios involucran a tres miembros del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), el órgano supremo del poder judicial, y dos jueces.
Frente a este escándalo, la Presidencia de la Conferencia Episcopal Peruana ha emitido un comunicado en el que pide claridad y «reformas estructurales». Por una parte, los obispos peruanos han expresado que “todos tenemos el Derecho de saber si lo que revelan los audios son una excepción o una muestra de lo que ocurre en el Sistema de Justicia” y que no se trata de señalar a uno o a otro magistrado, sino “de salvaguardar la institucionalidad y la reserva moral” del país.
Frente a esta crisis moral e institucional que parece padecer el país peruano también piden clarificar los hechos, de lo contrario “la ciudadanía le perderá la credibilidad y el respeto a las autoridades judiciales y a las instituciones respectivas”, lo que conducirá – han continuado – “a resultados nefastos para la convivencia democrática de nuestro país”.
“La situación actual demanda cambios estructurales que los ciudadanos esperan desde hace muchas décadas” escriben en su comunicado, y es por ello que la tarea debe abocarse “a garantizar que los miembros del CNM sean profesionales intachables e incuestionables”, así como a “mejorar el proceso de selección de jueces y fiscales que tiene a su cargo”.
Ante lo ocurrido, por último expresan su apoyo a las propuestas de Reforma del Poder Judicial y aseguran que la Iglesia estará siempre dispuesta a colaborar con el país y recuerdan las palabras del Papa Francisco que pronunció ante las autoridades en su Viaje Apostólico a Perú el pasado enero: “Cuánto mal le hace a nuestros pueblos latinoamericanos y a las democracias de este bendito continente ese «virus» social llamado corrupción, un fenómeno que lo infecta todo, siendo los pobres y la madre tierra los más perjudicados”.
Fuente: Vatican News