Por ello, resulta crucial debatir sobre los desafíos hídricos más acuciantes de la actualidad. Y ese ha sido el objetivo fundamental de la Semana Mundial del Agua 2018, organizada en el Centro de Conferencias de Estocolmo: un evento internacional que abordó el tema «Agua, ecosistemas y desarrollo humano», haciendo hincapié en que las posibles soluciones al problema del agua están en la propia naturaleza, la cual tiene la capacidad para resolver por sí misma y también con ayuda tecnológica, varios de los desafíos a los que se enfrenta este recurso vital.
En este contexto expertos y profesionales del sector hidráulico a nivel global, destacaron que resulta fundamental que se armonice la interactividad ecológica entre las zonas verdes o infraestructuras naturales, y las zonas grises o urbanizadas; una complicada y difícil fusión que sin embargo, puede garantizar el desarrollo sostenible de las futuras generaciones.
Otro de los puntos conclusivos de la Semana Mundial del Agua ha sido establecer un nuevo orden de prioridades para proteger y preservar el agua del planeta, consiguiendo así un mundo más sano.
Durante los últimos cincuenta años se han hecho mejoras increíbles para aumentar la cantidad de alimentos producidos. Es un hecho real que hoy podemos alimentar a más población que nunca, pero paradójicamente también hay mucha más gente que sufre hambre.
Asimismo, se deben ciudar las inversiones a gran escala en la investigación y desarrollo agrícola, infraestructura, riego y mejora del funcionamiento en la cadena de suministro, sin olvidar garantizar las reducciones dramáticas de las pérdidas en el campo y los desperdicios del consumo humano.
Y todo esto requerirá un cambio radical en la mentalidad humana hacia un sistema mundial de alimentos más inteligente, saludable, racional y sostenible.
Fuente: Vatican News