Andrés Navarro, Ministro de Educación promueve programas para el crecimiento y desarrollo de millares de niños y niñas, adolescentes y jóvenes del país. pero su camino educativo no fue fácil, ni simple.
«La escuela Don Bosco me ayudó a superar tantos límites que tenía en esa época», cuenta el ministro. Fue inscrito en segundo grado, cuando llegó de Bonao: «Tenía grandes problemas de aprendizaje y pasaba el día en castigo solitario». Las matemáticas le causaba mucho sufrimiento, pero era ayudado por sus padres.
La transformación en el hombre que es hoy que está en grado de presidir asambleas y conferencias tuvo origen entonces en dos ambientes: dentro de su casa, gracias a su madre; e después el centro salesiano, acompañado por los hijos espirituales de Don Bosco, con paciencia y espíritu de familia, en el oratorio y en el centro juvenil para vencer la timidez y aprender las buenas letras.
«Yo recibí una gran ayuda por parte de ellos, de los salesianos y de mis compañeros».
Gracias a todos estos esfuerzos, al fin Andrés pudo diplomarse con óptimas notas y «conseguí después ser un estudiante universitario con un alto rendimiento académico».
Hoy, en los encuentros que realiza en las diversas escuelas, anima con coraje a todos los estudiantes con dificultad, haciendo memoria de su propria experiencia. «No son niños estúpidos – afirma-. También yo parecía serlo, pero fueron mi madre y la escuela salesiana que me ayudaron en la superación».
Siempre regresa a su vieja escuela. En setiembre ha distribuido entre los alumnos del instituto los primeros computadores del programa «República Digital» promovido por el Estado, manifestó su sueño que muchas escuelas lograsen alcanzar el nivel y la calidad del modelo de co-gestión de los institutos salesianos.