Estoy espiritualmente cerca de las personas desplazadas y de todas las personas que han sido afectadas, implorando alivio de Dios en su sufrimiento. Hago un llamamiento para que no les falte a estos hermanos y hermanas nuestra solidaridad y el apoyo de la Comunidad Internacional”. Después de rezar la oración mariana del Ángelus de este IV Domingo de Adviento, el Papa Francisco hizo un apremiante llamamiento a la solidaridad a la Comunidad Internacional para ayudar a la población de Indonesia afectada por violentos desastres naturales.
“En este momento – precisó el Papa Francisco – me dirijo a la población de Indonesia, que se ha visto afectada por violentas catástrofes naturales, que han causado graves pérdidas de vidas, numerosos desaparecidos y personas sin hogar y considerables daños materiales. Invito a todos a unirse a mí en la oración por las víctimas y sus seres queridos. Estoy espiritualmente cerca de las personas desplazadas y de todas las personas que han sido probadas, implorando alivio de Dios en su sufrimiento. Hago un llamamiento a estos hermanos y hermanas para que no les falte nuestra solidaridad y el apoyo de la comunidad internacional”. Ave María…
En Navidad es hermoso e importante estar juntos
En sus saludos a los fieles de Roma y peregrinos de Italia y de varios países llegados a la Plaza de San Pedro para la oración a la Madre de Dios, el Santo Padre recordó que, “pasado mañana será Navidad y mi pensamiento se dirige en particular a las familias, que en estos días se reúnen: los que viven lejos de sus padres parten y vuelven a casa, los hermanos intentan encontrarse. En Navidad es hermoso e importante estar juntos en la familia”.
Asimismo, el Papa Francisco dijo que, hay muchas personas que en Navidad no tienen la posibilidad de estar juntos, por diversas razones; y hoy me gustaría dirigirme de manera especial a todos aquellos que están lejos de su familia y de su tierra. “Queridos hermanos y hermanas, nuestro Padre celestial no los olvida y no los abandona. Si son cristianos, les deseo que encuentren en la Iglesia una verdadera familia, donde puedan experimentar el calor del amor fraterno. Y a todos los que están lejos de sus familias, cristianos y no cristianos, les digo: las puertas de la comunidad cristiana están abiertas, Jesús nace para todos y dona a todos el amor de Dios”.
Finalmente el Pontífice se despidió con su acostumbrado saludo de “Buen domingo. Por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Que tengan un buen almuerzo y hasta pronto!”.
Fuente: Vatican.News