(ANS –Talca) – El 12 de noviembre se observó con estupor y rabia, que un grupo de vándalos saquearon la Iglesia María Auxiliadora, quemando las imágenes, los cuadros y las bancas para hacer trincheras. La única imagen que quedó sin un rasguño ni una muestra de vandalismo fue María Auxiliadora.
“Lamentamos profundamente estos hechos, – ha manifestado el P. Carlo lira, inspector – que no solo dañan un templo centenario de la ciudad, sino que también hieren la sensibilidad religiosa de muchos y muchas que acuden a este lugar para el encuentro con Dios y con la Virgen Santísima”.
El 15 de diciembre, en las parroquias de la diócesis de Talca, se realizó una colecta con la finalidad de apoyar las obras que deben realizarse en beneficio del Santuario María Auxiliadora. Esta iniciativa, de la “Fundación Ayuda a la Iglesia que Sufre”, busca recuperar el daño material que sufrió este templo el 11 de noviembre.
El Santuario María Auxiliadora ha sido testigo y forma parte de la historia de Talca desde que se inauguró, en 1915. Por más de cien años, sus puertas estuvieron abiertas para recibir a todos los fieles que deseaban tener un momento de oración y un encuentro con Dios en el centro de la ciudad. Diariamente acudían a este lugar personas de todas las condiciones y edades. Sin ser denominada parroquia, en este templo se celebraba la Santa Misa y los Sacramentos durante los primeros años de su inauguración.
Rápidamente restaurado, por los daños sufridos en el terremoto de 2010, el Santuario María Auxiliadora lucía como en sus mejores tiempos. Se mantuvo su arquitectura original, con todos los detalles. Un trabajo que duró cuatro años y que tenía orgullosa a la comunidad eclesial de Talca.
Hoy, su fachada esta rayada, sus puertas bloqueadas y en muchos casos malograda, sus vitrales rotos, las ventanas quebradas y su interior vacío. El 11 de noviembre, este lugar fue vandalizado y profanado. Un grupo de personas ingresó de noche, destrozó todas las imágenes que estaban a su alcance, sacó sus bancas, reclinatorios, sillas y confesionarios a la calle para quemarlos y, lo más doloroso, se llevaron al Santísimo para profanarlo.
La Fundación “Ayuda a la Iglesia que Sufre” se ha comprometido en restaurar y recuperar el mobiliario que fue destruido. Con el apoyo del Mons. Galo Fernández, Administrador Apostólico de la diócesis de Talca, se realizó la colecta en todas las parroquias el domingo 15 de diciembre.