(ANS – Port Moresby) – “Abandoné la escuela, fui drogadicto durante 3 años y tuve un comportamiento antisocial. Luego, para sobrevivir, empecé a vender cacahuetes y me pregunté: ¿Qué voy a hacer con mi vida? Un día el P. Jess Escala me animó a estudiar en la Escuela Técnica de Don Bosco en Port Moresby. Allí recibí lo que necesitaba para tener éxito”. Habla Xavier Loipio, 33 años, hoy un católico devoto. Como él mismo dice: «Don Bosco fue la luz al final de mi túnel, me ayudó a convertirme en un buen ciudadano, un profesional del trabajo y un modelo para mi comunidad”.
Me gradué en el Instituto Salesiano de Gabutu en 2009, en Mantenimiento y Mecánica (MFM). Inmediatamente después empecé mi carrera en el sector, en una empresa de Papúa, y ahora llevo 10 años trabajando en este campo. Tuve que enfrentarme y superar varios retos, pero ahora soy el jefe de un equipo de mecánicos dentro de una empresa australiana.
De los Salesianos aprendí también dos temas fundamentales en mi trabajo: el dibujo comercial y la capacidad de leer dibujos técnicos. Gracias a estas habilidades, siempre estoy a un paso adelante de los demás. Y por ello estoy agradecido a Don Bosco y a mis maestros.
Finalmente, hay dos personas especiales que han jugado un papel fundamental en mi vida: Martin Dai y George Isoaimo, dos educadores que estuvieron presentes en cada paso del camino hasta el día de la graduación. Me dieron disciplina y me animaron a dar siempre lo mejor de la vida. Cometí errores, claro, pero aprendí de esos errores.
Por lo tanto, mi estímulo para los estudiantes de las escuelas salesianas es este: aprendan todo lo que puedan, porque todo lo que necesitan en este mundo tan especializado está a su disposición donde están estudiando. Los sueños y metas en la vida se hacen realidad a través del trabajo duro. No vayas por donde el camino te lleve, sino donde no hay camino todavía, y en ese camino dejas huellas. De esta manera, inspirarás a otros a seguirte.
Nuestras familias, los amigos, la comunidad, y las experiencias, ayudan a entender quién eres y cómo ves el mundo.
Trata de comprender, cómo Dios se mueve a través de tu vida. Confía en Dios y nunca abandones la esperanza en el Cielo. Este tipo de esperanza me proporciona un ancla que me mantiene firme en la verdad y en mi búsqueda a la santidad. Sin Don Bosco no hubiera podido lograr estas cosas.
Estoy y estaré eternamente agradecido a Don Bosco por haber creído en mí cuando yo no creía en mí mismo.
Fuente: Agenzia Info Salesiana