Levantarse significa constituirse en sujeto digno, hijo de Dios, que reconoce la dignidad personal y la del otro, y aprende a respetar y aprende a madurar”, lo dijo Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado de la Iglesia en el Perú explicando el lema de la Asamblea Sinodal que la Arquidiócesis de Lima, Perú, realizó al inicio de este nuevo año.
Nuestra tarea, responder al clamor de la gente
En la Asamblea Sinodal que se desarrolló del 6 al 8 de enero, participaron 750 personas, cuatro delegados de cada parroquia, dos adultos y dos jóvenes, más el sacerdote o los sacerdotes de las 127 parroquias, de tal modo que fueron alrededor 800 personas entre delegados, colaboradores y seminaristas. La Asamblea, señaló Monseñor Castillo, “ha sido una fiesta, una cosa preciosa, muchos de los jóvenes decían ‘hemos podido expresarnos’ y eso va a abrirnos puertas porque más o menos nuestra tarea tiene que responder al clamor de la gente. No se puede dejar de tener en cuenta lo que la gente siente y en ese sentido – precisó el Prelado – me pareció que fue bueno hacer esta Asamblea donde todos se sentían representantes elegidos por el pueblo de Dios en todas las diócesis”.
Un camino en sintonía con el Papa
Con la intención de escuchar a la gente y poder escuchar sus propuestas se convocó a esta Asamblea Sinodal, un espacio para debatir las diferentes sugerencias y propuestas de los católicos limeños. “Es verdad que en el pasado ha habido sínodos – precisó el Arzobispo de Lima – puedo señalar dos: el 19 y el 20; pero los dos no terminaron en Asamblea, se terminó con una Carta Pastoral, pero no en Asamblea”. Por ello, agregó, me pareció que antes de hacer mi Carta Pastoral para el próximo futuro era mejor primero escuchar nuevamente y sintetizar, sobre todo porque estamos recorriendo una especie de nuevo momento, de una nueva época; en especial sintonía con el Papa Francisco y nos interesaba mucho ver cómo la gente ha recibido y sentido el mensaje del Santo Padre en su Visita Apostólica al Perú, un mensaje que ha sido muy importante para abrir los corazones, ya que el Papa nos dejó un excelente mensaje para la esperanza y para la construcción de la Iglesia en la ciudad de Lima y en el Perú.
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