Un ataque supuestamente racista llevado a cabo por un hombre alemán de 43 años. Objetivo, la comunidad turca y kurda de Hanau en Alemania turbada por este momento de locura. Y es precisamente al pastor que dirige la diócesis de Fulda a la que pertenece Hanau, Monseñor Michael Gerber, a quien va dirigido el telegrama del Papa firmado por el Cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin:
«El Santo Padre Francisco ha quedado profundamente afectado al tener noticia del terrible acto de violencia en Hanau, que ha causado la muerte de personas inocentes. Su Santidad manifiesta su participación en el luto de los familiares, asegurándoles su cercanía en el dolor. El Papa Francisco encomienda en sus oraciones a los difuntos a la misericordia de Dios e implora a Cristo, Señor de la vida, para que cuantos sufren a causa del luto encuentren consuelo y confianza, y sean acompañados por la bendición y la paz de Dios».
Una acción solitaria la de Tobias Rathien, el atacante, que fue encontrado suicida en su casa después de la masacre. Junto a su cuerpo, el de su madre. En la base de la furia homicida estaría, según la investigación, la matriz xenófoba. En una carta de confesión y en un video que precedió a la violencia, el asesino habló de la necesidad de «destruir a ciertas personas» que ya no pueden ser expulsadas de Alemania.
Monseñor Gerber: enseñemos a no odiar
Movilización inmediata de la Iglesia local en las cercanías del pueblo. En los micrófonos de Vatican News el propio obispo de Fulda, monseñor Michael Gerber, sumamente conmocionado por lo ocurrido, subrayó inmediatamente la importancia de crear espacios de diálogo y amistad entre personas de diferentes orígenes para dar un ejemplo que pueda irradiar «a la sociedad y motivar a otras personas».
Fuente: Vatican News