“Nuestra Iglesia, nuestra familia necesita ayuda urgente, necesita una Pastoral Familiar que no excluya a nadie, que se construya en el amor y desde la realidad” – son las primeras conclusiones que destaca el Padre Luis César Sarmiento, vicario de la Comisión Familia y Vida, después del encuentro de tres días que mantuvo con los delegados de la Pastoral Familiar de las parroquias de nuestra Arquidiócesis.
La Comisión Familia y Vida ha escuchado las propuestas de los representantes de la Pastoral Familiar de cada decanato, quienes acudieron hasta el Seminario Santo Toribio de Mogrovejo y el Auditorio del Colegio Santísimo Nombre de Jesús para abordar el tema de la realidad familiar y sus desafíos.
Pastoral Familiar: una mirada a la situación de nuestras comunidades
¿Qué posturas debemos tener ante las complejas situaciones que se viven? ¿Cómo mi parroquia actúa frente a eso? – preguntó el vicario de la Comisión Familia y Vida – “la parroquia no puede vivir distanciada de los problemas, porque sólo viviendo en comunidad se puede tomar realmente una postura frente a las cosas”.
Inspirado en la exhortación apostólica del Papa Francisco sobre el amor la familia ‘Amoris laetitia’, el Padre Sarmiento explicó que “el compromiso por construir una Pastoral Familiar se propone desde mi realidad y desde lo que vivo. No se puede hablar de mejorar las cosas en mi hogar con una normativa, porque la normativa sirve para una institución donde las reglas del juego serán la legalidad, pero en el amor no se mueve la legalidad, en la fe no se mueve la legalidad”.
Una Pastoral Familiar desde el corazón de la parroquia
“La principal contribución a la Pastoral Familiar la ofrece la parroquia, no los movimientos – indicó – la parroquia es una familia de familias, por lo tanto, el trabajo tiene que ser parroquial e integral, organizando los aportes de las pequeñas comunidades y movimientos a fin de que todos sumemos”.
El Padre Sarmiento explicó que los movimientos no deben buscar el crecimiento propio aprovechando la parroquia: “todos tenemos que contribuir con la parroquia para hacer una mejor labor evangelizadora”.
Principales propuestas para la Pastoral Familiar
En los tres días de jornada, la Comisión Vida y Familia planteó una serie de preguntas abiertas a los delegados de los distintos decanatos de nuestra Arquidiócesis: ¿Qué necesitamos para construir la pastoral familiar? ¿Qué acciones concretas podemos realizar para construir la pastoral familiar? – se conversó en grupos.
Posteriormente, los representantes expusieron varias sugerencias que destacaron la necesidad de una Pastoral Familiar que se geste y construya para responder a los nuevos desafíos que se viven en los hogares limeños.
-Iglesia en salida para conocer la realidad
“Nadie ama lo que no conoce – dijo uno de los representantes de la Pastoral Familiar – tenemos que conocer la realidad de cada uno de los sectores de nuestra parroquia, conocer el contexto de las personas e ir a buscarlos”.
-Aporte de agentes laicos y profesionales
“Necesitamos el aporte de agentes laicos y profesionales que actúen ante las situaciones reales que se viven en nuestra ciudad. Su aporte desde la psicología, la sociología, la salud mental y la pedagogía permitirán una respuesta más integral a los problemas” – se sugerió.
“Necesitamos la formación continua de los miembros de la pastoral con gente especializada en temas específicos, de modo tal que se puedan plantear grupos con diferentes especialidades, incluyendo talleres recreativos, deportes, apoyo social, y otras actividades que se pueden gestionar para difundir nuestra fe” – fue otra de las propuestas.
-Una pastoral en diálogo con las demás
Los representantes también solicitaron que se incorporen las demás pastorales dentro de la Pastoral Familiar: “es necesario que todos entendamos que somos una familia, y su dimensión también involucra a las demás pastorales”.
-Mayor compromiso de los párrocos con sus comunidades
Otro de los aspectos más solicitados tiene que ver con el compromiso de los párrocos con sus comunidades: “sabemos que tienen diferentes actividades, pero también necesitamos contar con su acompañamiento y escucha cada vez que haya una dificultad”.
Fuente: Arzobispado de Lima