Llegamos al final de este recorrido de amor y fe a María Auxiliadora. Han sido 9 días de un acompañamiento extraordinario, desde el hogar, donde oramos y reflexionamos en torno a la figura de humanidad y fuerza de María. Una mujer que representa la voluntad y vocación de seguir a Dios aún en los momentos más difíciles.
Para este último día de novena el Padre nos propone seguir con esta propuesta de construcción y redescubrimiento del principio de la solidaridad.
“Queridos hermanos: hemos llegado al último día de nuestra novena, la última etapa en este itinerario de fe que hemos hecho con nuestra buena madre, que nos ha ayudado a revisar y, a lo mejor, hasta renovar nuestra vida de creyentes y el compromiso ciudadano que nace de esta coherencia de vida”, comienza diciendo el Padre Pablo Medina. Este es ya su último mensaje a la familia salesiana. Sus palabras han sido reconfortantes para el espíritu salesiano y han reavivado el sentirnos parte de una comunidad de creyentes “en salida”.
Las reflexiones del p. Pablo nos llevaron a ver más a profundidad las características de María, como madre de Jesús y como sierva del Señor. “Hemos visto la importancia de comprometernos con nuestro entorno tendiendo puentes entre la realidad y el evangelio, la necesidad de comprometerse por el bien común, la necesidad de reconocer y defender a la persona como fundamento y fin de toda la sociedad”, nos dice el p. Pablo.
La Solidaridad es más que solo un valor, es el destino común al que todos estamos vinculados por el solo hecho de ser parte de una nación, de una sociedad. “El bien que aporta uno sumará para el bien de todos. La solidaridad nos rescata del individualismo”, resalta el Padre.
Una solidaridad que trasciende a convertirse en el destino de la humanidad, así como Jesús asumió nuestro destino. La actual emergencia sanitaria que está viviendo el mundo ha sacado a flote las debilidades del sistema que gobierna a los países, aún a los más poderosos. “¡Cuánto nos ha indignado la inconciencia de muchos sabiendo que su aventura desquiciada nos ponía a todos en peligro!”.
“Los principales problemas con los que tiene que lidiar la solidaridad son dos actitudes: la envidia y la indiferencia”, culmina advirtiendo el Padre Pablo. Por ello, en estos 9 días ha reflexionado alrededor de la figura de María, una mujer que se presentó como signo vivo de fe y perseverancia ante los ojos de Dios.