El Padre Miguel Ángel García Morcuende SDB es, desde marzo, el nuevo Consejero General para la Pastoral Juvenil de la Congregación Salesiana. A sus 52 años ya ha trabajado varios años en el Dicasterio de la Pastoral Juvenil y ahora asume un nuevo reto en su vida sacerdotal como hijo de Don Bosco.
Compartimos una breve entrevista que le realizó el medio informativo salesiano Agenzia Info Salesiana, para conocer más sobre él y con qué mirada asume este nuevo cargo.
¿Qué le llevó a hacerse salesiano?
Creo que siempre he sentido un deseo profundo de Dios y de entregar mi vida a los demás. A Dios no se le ve, pero sí se le escucha. A través del acompañamiento personal y de las comunidades por donde he pasado, la oración y la vida apostólica con los jóvenes he ido escuchando gradualmente esa tranquila voz interior; y estoy convencido que, con la gracia de Dios, he ido confirmando que estos profundos anhelos internos venían realmente de Dios. Paulatinamente, lo imposible se ha vuelto posible y me he maravillado repetidamente cuando Dios aparentemente ha “movido montañas” en la vida de las personas a quienes llama, como a mi persona. Jesús no se cansa de llamar: llamar es para Él una forma del verbo amar. Así me siento.
Usted fue elegido estando fuera del CG28. ¿Cómo ha tomado la noticia de su elección?
Estaba de director de la Obra de Santanter (en el norte de España). No podía seguir de cerca los trabajos del CG28 y además, se nos anunciaba que en breves días se decretaría el confinamiento total en España y, con ello, el cierre de todas los colegios. Al día siguiente de mi elección, hubo que preparar todo para despedir a los profesores y comenzar con las clases online. En este contexto de pandemia, como director del colegio tenía muchos retos, así que fue una auténtica sorpresa. Aunque personalmente este nuevo rumbo me exige una inversión de fuerzas no esperado, doy gracias al Señor por haberme llamado a trabajar por los jóvenes, donde Él quiera. Una de las lecturas del evangelio con más incidencia es «la parábola de los talentos» y así creo que Dios me habla: ir descubriendo que cuanto soy se encamina al servicio de los demás. Todos estamos llamados a brillar, que no a deslumbrar. Asumo esta tarea con mucha humildad.
¿Qué se espera para el futuro?
Me he marcado algunas cuatro metas: la reflexión cuidada y la difusión de las propuestas educativo-pastorales desde el Dicasterio; la comunicación y el acompañamiento de las inspectorías; la seriedad de lo que hacemos desde un equipo competente y el compromiso personal con la misión.
¿De aquí a seis años, qué sueña para la Pastoral Juvenil de la congregación?
El futuro creo que pasa por una pastoral juvenil salesiana que conjugue: la dimensión vocacional (como principio unificante de la pastoral); la opción por los jóvenes más pobres en todos los sectores de la misión salesiana; la corresponsabilidad entre salesianos y laicos en la misión común; la presencia efectiva y afectiva entre y con los jóvenes; la reflexión y práctica de procesos de educación y evangelización en diversos contextos; la sinergia entre la pastoral juvenil y la familia, dentro del modelo educativo de la pastoral salesiana.
Fuente: Agenzia Info Salesiana