Los Salesianos del Perú saludamos a todos nuestros compatriotas en este día, en que celebramos los doscientos años de la proclamación de la independencia y de la fundación del Estado Peruano.
Desde el primer momento de nuestra presencia en esta república –a la que llegaron los Salesianos e Hijas de María Auxiliadora el 28 de setiembre de 1891– nos propusimos formar para la Nación Peruana buenos cristianos y honrados ciudadanos. Para ello, durante 130 años, de forma ininterrumpida, hemos erigido oratorios, escuelas técnicas, colegios, parroquias, casas de acogida, obras misioneras, iniciativas editoriales, centros de comunicación social y centros técnico-productivos en la selva, la sierra y la costa de este bendito Perú.
A la luz del tiempo trascurrido, estamos convencidos de haber hecho nuestro aporte para una mayor democratización de nuestra sociedad, brindando herramientas de superación, promoción, evangelización y acompañamiento a la juventud más necesitada.
Desde la fundación de la primera escuela salesiana de artes y oficios en el Rímac en 1893, hemos sido pioneros en la educación técnica en el Perú. Nuestros establecimientos, con el paso del tiempo se convirtieron en el modelo organizativo y curricular de las escuelas técnicas fundadas por el Estado en el siglo XX. A la formación técnica se suma nuestra labor en la educación escolar que, mediante el Sistema Preventivo de Don Bosco, ha formado a generaciones de niños y adolescentes en diversas localidades urbanas y rurales del país.
En el campo pastoral, queremos seguir apostando por nuestro trabajo entre los jóvenes, haciéndolos verdaderos protagonistas de sus procesos de crecimiento. Acción que llevamos adelante junto a tantos laicos con quienes compartimos espíritu, vida y misión.
A su vez, hemos sumado nuestro aporte a la histórica y entrañable fe del pueblo peruano. A figuras de santidad como Rosa de Lima, Martín de Porres, Toribio de Mogrovejo, Juan Macías y Francisco Solano, estamos integrando a referentes de nuestra familia, como el Venerable Monseñor Octavio Ortiz y el Siervo de Dios Luis Bolla. Y a advocaciones marianas largamente enraizadas en el país, hemos incorporado la devoción a María Auxiliadora. Su basílica en Lima, Patrimonio Cultural de la Nación es, además, un símbolo de la contribución salesiana a la arquitectura y al arte eclesiástico del Perú independiente.
Claramente, nuestra presencia en esta república ha sido activa, y hemos tratado de hacer honor a las expectativas de quienes confiaron a los hijos e hijas de Don Bosco el cuidado, la educación y la evangelización de la juventud peruana.
Llegado el Bicentenario, en un tiempo marcado por una aguda crisis sanitaria, económica y política, somos conscientes de nuestra herencia que nos llama a seguir siendo portadores de esperanza y transformación. Reafirmamos nuestras convicciones presentando cuatro faros que guían e iluminan nuestra labor: las Banderas salesianas del Bicentenario.
- Prioridad absoluta por los jóvenes, por los más pobres, en alto riesgo social y vulnerabilidad. Contribuimos con el país acortando las brechas de pobreza y desigualdad, para seguir avanzando en proyectos educativo-pastorales centrados en los jóvenes y sus familias.
- Renovado compromiso por la educación. Generamos espacios que permitan construir un país dialogante y en paz en el que se promueven y consolidan espacios de encuentro y reconocimiento.
- Ciudadanía activa y participativa.Renovamos nuestra capacidad de escucha, apertura y diálogo activo entre los jóvenes, para que sean los protagonistas y transformadores del cambio.
- Para un futuro sostenible. Renovamos nuestro compromiso por el cuidado del ambiente y la naturaleza empezando por nuestra propia casa, reconociendo la necesidad de una transformación integral y una acción decidida.
Invitamos a todos los miembros de la Familia Salesiana a asumir nuestro rol en este momento trascendental de nuestra historia.
¡Feliz 28! ¡Viva el Perú!
Congregación Salesiana del Perú
Lima, 28 de julio de 2021
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