El padre Líder Justiniano Flores, Superior de la Inspectoría «Nuestra Señora de Copacabana» de Bolivia, encabezó las celebraciones por los 125 años de presencia salesiana en Bolivia. Así, con motivo del 206 cumpleaños de Don Bosco, celebró la Eucaristía en el Santuario Nacional de la Virgen de Copacabana.
Recordando la historia salesiana en Bolivia, conviene saber que el 8 de octubre de 1895 en Turín, gracias a los esfuerzos del padre Costamagna (el primer salesiano que pisó tierras bolivianas), se firmó un contrato entre el Gobierno de Bolivia, representado en ese tiempo por el Dr. Manuel de Argandoña, y por Don Miguel Rúa, como representante de la Congregación Salesiana. El objeto de este contrato fue fundar dos escuelas de Artes y Oficios en Bolivia, dirigidas por los salesianos. Según las crónicas de la época, 14 salesianos zarparon el 1º de febrero desde Valparaíso (Chile) y tras pasar por Uyuni y Oruro finalmente llegaron a la ciudad de La Paz el 17 de febrero de 1896.
Durante la homilía, el padre Justiniano dijo: “Dios quiso, en su infinita bondad y en su gran amor, que como Familia salesiana y cristiana nos encontrásemos aquí en este lugar, donde se venera a la madre de Jesucristo: la Virgen de Copacabana. Hoy estamos aquí para celebrar tanto el 206 aniversario del nacimiento de nuestro padre y fundador, Don Bosco, como junto a él, los 125 años de la llegada de los Salesianos a nuestro país”.
El padre Justiniano recordó entonces que, aunque Don Bosco nunca estuvo personalmente en Bolivia, aquí se le conoce gracias a los numerosos salesianos que han pasado por esta Inspectoría. “Por ello va un gran y profundo agradecimiento a tantos salesianos que ya se han ido al Cielo, que han dejado sus cenizas aquí, en esta tierra boliviana. Agradezco al primer salesiano que pisó estas tierras, don Costamagna, y a sus compañeros, hasta el último que dejó nuestra Inspectoría, el padre Juan Pablo Zabala”, añadió.
El Superior de la Inspectoría de Bolivia luego invitó a todos a vivir una vida alegre, feliz y a sentirse bendecidos. Nos recordó que el Señor está con nosotros, a pesar de que atravesamos tiempos difíciles y oscuros debido a la pandemia.
“Gracias Dios, porque nos ha dado en Don Bosco una razón para vivir, una razón para dar nuestra vida a los jóvenes, especialmente a los más pobres”, concluyó el padre Justiniano.
Fuente: Agenzia Info Salesiana