La historia de una madre que recuerda la de Gianna Beretta Molla y la más actual de Chiara Corbella Petrillo. Es la corta pero fructífera vida de María Cristina Cella Mocellin, nacida el 18 de agosto de 1969 en Cinisello Balsamo, en la provincia de Milán. Creció en la parroquia, y durante sus años de escuela secundaria comenzó su camino de discernimiento vocacional en la comunidad de las Hijas de María Auxiliadora de Don Bosco. Cuando conoció a Carlos a los 16 años, cambió su perspectiva y sintió que estaba llamada al matrimonio. Dos años después de que le descubrieran un sarcoma en la pierna izquierda, los tratamientos y las terapias no le impidieron terminar el instituto y casarse en 1991. La pareja tuvo dos hijos, pero en cuanto María Cristina descubrió que estaba embarazada de su tercer hijo, la enfermedad reapareció.
Decidió continuar con el embarazo, sometiéndose a un tratamiento que no pusiera en riesgo la vida de su hijo. En una carta le cuenta a Ricardo, su tercer hijo, esos momentos:
Me opuse con todas mis fuerzas a renunciar a ti, tanto que el médico entendió todo y no añadió nada más. Ricardo, eres un regalo para nosotros. Fue esa noche, en el coche de vuelta del hospital, cuando te moviste por primera vez. Parecía como si estuvieras diciendo «¡gracias mamá por quererme!». ¿Y cómo no te íbamos a querer? Eres precioso, y cuando te miro y te veo tan bello, animado, simpático, pienso que no hay sufrimiento en el mundo que no merezca la pena soportar por un hijo
María Cristina murió a los 26 años, segura del amor del Padre, fiel a Él en sus planes.
Fuente: Vatican News