“Amarse a uno mismo es el comienzo de un romance para toda la vida” se titula el mensaje del arzobispo de Asunción, monseñor Edmundo Valenzuela, por el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, que se celebró, ayer, 10 de septiembre. Una ocasión para aclamar “el valor supremo de la vida humana y la dignidad de cada persona”, explica el prelado al anunciar la conformación de una Pastoral de Prevención del Suicidio para “acompañar a quienes se sienten amenazados por la frustración, angustias o cualquier engaño del suicidio”.
De esta forma, la arquidiócesis capitalina, manifiesta su adhesión al Día Mundial para la Prevención del Suicidio, instituido en 2003, por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (AIPS), en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las estadísticas de la OMS indican que la tasa de suicidio aumentó un 60% en los últimos 45 años a nivel mundial. En las Américas, cerca de 65 mil personas se quitan la vida cada año. Y actualmente, en Paraguay, es la tercera causa de muerte violenta, con más de 400 casos al año, en su mayoría jóvenes de 18 a 29 años.
Este es el contexto del llamado de monseñor Valenzuela de los educadores a “asistir a quienes pudieran tener tentación suicida”, pero también a los “voluntarios por la vida”, para ayudar a quienes lo necesiten y proclamar así el valor fundamental de la vida y su absoluta inviolabilidad desde la concepción hasta la muerte natural.
“Tu vida humana tiene un valor imponderable. Ante la tentación, acude a una persona amiga o familiar que te sabrá acompañar en estas circunstancias. ¡Busca ayuda inmediata con los voluntarios por la vida!” recomienda el arzobispo de Asunción y asegura que hay manos amigas que ofrecen una luz de esperanza y de afecto. “Encontrarán en nosotros, sus amigos y educadores, familiaridad, generosidad y fe, ya que, estamos dispuestos a hacer algo más por ustedes: socorrerlos y salvar sus vidas “, reitera.
En particular, el arzobispo toca el tema de la pandemia de Covid -19 que es motivo de sufrimiento para muchas personas que ante la amenaza del contagio y la muerte perciben la propia vulnerabilidad y limitaciones como seres humanos. Incuso para algunos este sufrimiento se ha agudizado con la pérdida reciente de algún ser querido, por dolores crónicos o por trastornos psicológicos, que han suscitado desesperación y muchas veces la tentación suicida.
Monseñor Valenzuela insiste en que el suicidio no es una solución a los problemas y angustias y que además de encontrar a personas amigas, voluntarios de la vida, hay alternativas y experiencias de superación basadas en la autoestima y el mandamiento de Dios en conservar dignamente, la propia vida. “Ámate a ti mismo y déjate ayudar”, concluye monseñor Valenzuela.
A quienes están en la tentación suicida, el prelado paraguayo les asegura que cualquiera sea la situación y el sufrimiento que originen en ellos esta idea, que «digan sí a la vida» que es un don de Dios y está signada por valores que son ilimitados.
Fuente: Vatican News