(ANS – Chimpay) – En una sociedad marcada por una falta de fe extrema, un mundo cada vez más agnóstico y apartado de Dios, en un contexto juvenil donde la fe en Dios no interesa; crece el número de “Los pequeños ateos”, como afirmara el sociólogo Franco Garelli. Sin embargo, sigue tan vigente, tan actual la figura de un adolescente que hizo de su vida una entrega y una donación: el Beato Ceferino Namuncurá.
“El corazón de la Iglesia – escribe el Papa Francisco – está lleno de jóvenes santos, que entregaron su vida por Cristo, muchos de ellos hasta el martirio. Ellos fueron preciosos reflejos de Cristo joven que brillan para estimularnos y para sacarnos de la modorra”. Y el beato Ceferino Namuncurá “era un joven argentino, hijo de un destacado cacique de los pueblos originarios. Llegó a ser seminarista salesiano, lleno de deseos de volver a su tribu para llevar a Jesucristo”. (CV, 58).
En estas fechas, en la ciudad de Chimpay se concentran cientos de familias de todo el país e incluso de países limítrofes para rendir homenaje al beato Ceferino, al que acuden para agradecer y pedir la bendición.
Según los pronósticos, se espera la presencia de unas 400 mil personas que participarán en estas fiestas. El viernes 23 se celebraron Misas en el parque principal-. El sábado en los mismos horarios se realizaron las Misas de recepción a peregrinos y jinetes con sus caballos y la celebración de la Santa Misa en la ermita del parque.
El domingo 25, fue el día de mayor concentración, la actividad se inició a las 7 de la mañana con la oración del amanecer, la Santa Misa en el Santuario, y la bendición y el envío misionero de la Santa Misa de despedida de los peregrinos. El lunes 26 de agosto, fecha del natalicio de Ceferino, a las 11 en el “Parque Ceferiniano” se realizará la Santa Misa central junto a la imagen del beato patagónico.
“Ceferino es muy querido y apreciado por nuestra congregación – escribió el P. Ángel Fernández Artime, Rector Mayor –, porque encarnó en sí mismo los sufrimientos, las ansiedades y las aspiraciones de su pueblo y representa hoy un símbolo: el de la voluntad de superar los lazos y los límites con el apoyo de la fe. Precisamente por ello es un ejemplo para muchos jóvenes que en un momento determinado de su vida sienten una llamada especial al compromiso social y a la solidaridad”.