(ANS – Roma)– Para finalizar el ciclo de las Buenas Noches en el Capítulo General estuvo el Inspector de Vietnam, P. Giuseppe Tran Hoa-Hung. Para ser precisos: Inspector en Vietnam y Mongolia.
La mirada hacia el pasado, marcado por la lucha por sobrevivir y continuar la misión salesiana, que no se puede comparar «con el tiempo que pasa la semilla en la tierra esperando el momento para salir del suelo. Esta experiencia nos hizo entender una gran cosa: para comprender e influir en la gente se necesita estar con ellos, se necesita aprender de sus vidas y compartir la carga».
Una vez más el testimonio del P. Giuseppe: «Los jóvenes salesianos de Vietnam eran literalmente huérfanos. Parecía que todo estaba al revés. Como la iglesia local, también los salesianos tuvieron que soportar muchas pruebas. Algunos fueron encarcelados, otros se fueron a casa, otros más trataron de adaptarse a la nueva situación socio-política absolutamente anti-religiosa. Hubo quien se entregó al trabajo manual, quien se unió al ejército y los quien se adaptó a todo para sobrevivir».
En 1986 los salesianos comenzaron a ver la luz que marcó el final del túnel: comenzó con la formación de los jóvenes salesianos, y también comenzaron las primeras ordenaciones sacerdotales, pero no de manera oficial, es decir, sin el permiso del gobierno: «esto significaba riesgos y problemas para los ordenados, cosa que de hecho sucedió a algunos de nosotros».
En 1995, después de largas discusiones, llegamos a algunas decisiones muy importantes: en primer lugar, comenzar con el cuidado pastoral de las vocaciones y dar la mejor formación posible.
«Bajo el régimen dictatorial aprendimos una valiosa lección: ¡la persona excede en valor a todas las estructuras e instituciones! Muchas de nuestras escuelas y colegios fueron confiscados por el gobierno, a veces sin previo aviso. Pero si existen las personas se pueden reanudar las actividades y reconstruir las estructuras».
Y luego otras opciones, tales como: estar activamente presentes entre los jóvenes, hacer conocer a Don Bosco a los jóvenes y a la gente, prestar nuestra atención pastoral a las familias y a los jóvenes. Significativa es la labor entre los estudiantes universitarios, con instalaciones de alojamiento: este es un ambiente fecundo vocacionalmente. Un buen número de laicos y laicas trabajaron juntos en estas iniciativas.
La celebración del 50° aniversario de la presencia salesiana en Vietnam celebrada en el 2002 ha hecho visibles las muestras de estima por parte de las autoridades eclesiásticas e incluso algunas facilidades por parte del Gobierno. La visita de la urna con la reliquia de Don Bosco tuvo un gran impacto espiritual y educativo en la iglesia y en la sociedad.
En 1966 partieron los dos primeros misioneros salesianos vietnamitas ad gentes, y así comenzó a estar presente el horizonte misionero. No faltan los desafíos.
La Inspectoría debe responder a la necesidad de guías y de formadores. En general, el nivel intelectual y académico de los jóvenes deja que desear, sobre todo por no cultivar una mentalidad crítica y no pasiva, fortalecida por una formación humana que sea el alma de todas las profesiones de trabajo.
Se debe siempre educar a la responsabilidad, a la sinceridad de las relaciones personales, a la honestidad.
Otro reto realmente relevante es el discernimiento vocacional en un contexto en el que para entrar y ser parte de una Congregación Religiosa puede parecer el mejor objetivo para tener un buen alojamiento para toda la vida.
Concluyendo, el Inspector P. Giuseppe reitera las lecciones aprendidas de historia: Más que las instituciones, las estructuras y las actividades necesitamos priorizar las personas y su formación. Nunca olvidar un «triple diálogo: con los pobres, con las religiones locales y con las culturas».