(ANS – Roma) – En la noche del jueves 27 de febrero, las «buenas noches» a los Capitulares fue ofrecida por el P. Pier Luigi Cameroni, Postulador General para las Causas de los Santos de la Familia Salesiana, quien mostró la estrecha relación entre la santidad y la radicalidad evangélica.
El P. Cameroni, quien actualmente está acompañando 166 candidatos, de los cuales 9 Santos, 117 Beatos, 11 Venerables y 29 Siervos de Dios, primero señaló el largo camino que conduce al reconocimiento de la santidad de una persona: desde las primeras investigación y documentaciones, hasta el reconocimiento público por parte de la autoridad en la Iglesia.
El P. Cameroni por tanto invitó, a tener una mayor atención a este patrimonio: «es necesario que este aspecto se mayormente atendido en nuestras Inspectorías, en comunión con la Iglesia local y la Familia Salesiana. En este sentido impacta el considerable número de Venerables (actualmente 11), que de hecho, podrían ser ya beatificados, pero falta el milagro, están pendientes. Una cosa sobre la cual reflexionar es que la última canonización de la Familia Salesiana, promovida por nuestra postulación es la de Santo Domingo Savio (12 junio 1954): ¡Hace 60 años! La canonización de San Luis Versiglia y San Calixto Caravario ocurrieron por exención del milagro, otorgada por el Papa Beato Juan Pablo II».
Continuó con algunas solicitudes: recoger las gracias y los favores que sean informados; valorizar eventos como aniversarios, beatificaciones…, y promover y acompañar espiritual y pastoralmente las causas en curso, especialmente en las Inspectorías donde las figuras de santidad de la Familia Salesiana nacieron, vivieron y murieron.
La santidad está compuesta de muchas historias, pero también de geografía: «Hay una geografía de la santidad salesiana que revela cómo el carisma se encarna en el tiempo y en la historia. La valorización del lugar no es una consideración extrínseca a la fe, sino la condición de posibilidad, por lo que la fe puede nacer y crecer».
Y concluyó con una referencia directa a la temática capitular: «Nuestros Santos, Beatos, Venerables y Siervos de Dios son la auténtica encarnación del carisma salesiano y de las Constituciones en el tiempo y en las situaciones más diversas, venciendo la mundanidad y la superficialidad espiritual que socavan en la raíz de nuestra credibilidad y fecundidad. Son verdaderos místicos del primado de Dios en la entrega generosa de sí, profetas de fraternidad evangélica en la práctica de la custodia y la corrección, siervos de los hermanos con creatividad».
