Día 4:
EL PARTO DE LA ESPERANZA
El Dios que se nos es cercano
La esperanza habita entre nosotros porque Dios habita en nuestra tierra. María es la puerta por la que entró en el mundo la esperanza ¡Es el umbral de la esperanza!
Aunque el parto conlleve consigo un gran esfuerzo y un gran dolor, es necesario para alumbrar la vida que genera gozo y siembra esperanza. De la misma manera la esperanza que Dios nos inspira, la esperanza que queremos construir es un parto con dolor, que requiere esfuerzo. Que aunque la presencia de fracasos y dolor ni la desesperanza ni la desesperación serán los que entren en nuestras vidas.
Abrimos la puerta de la esperanza para que entre Dios a nuestro mundo. Abrimos las puertas de nuestra vida y de nuestro corazón para que entre Dios en nuestras vidas… El parto de la esperanza es duro. El alumbramiento de un futuro mejor requiere de nuestra parte.
Son humildes sus comienzos, casi inadvertidos, como semilla escondida en la tierra y a los ojos de los demás. Pero el sembrador sabe bien la fuerza de vida que guarda la semilla y la aguarda con esperanza. El pequeño brote, como el pequeño niño de Belén hace renacer la esperanza.
Cuánto futuro vemos cuando vemos un niño pequeño. Cuánta esperanza trae consigo el recién nacido.
Escribe: Pablo Medina SDB