El Papa envió un mensaje a los participantes en la VII Conferencia Diálogos MED de Roma, promovida anualmente por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional de Italia y el Instituto de Estudios de Política Internacional, con el objetivo de repensar el enfoque tradicional del área mediterránea y buscar respuestas nuevas y compartidas a los importantes retos que plantea.
El Papa les dijo, que el “mare nostrum” tiene una importancia geopolítica central, el Mediterráneo es la frontera, y por tanto el lugar de encuentro, de tres continentes, afirmó, que no sólo están bañados por él, sino que se tocan en él y por tanto están llamados a convivir.
La política y la diplomacia que hagan lo posible contra la indiferencia
“La interconexión centrada en este mar nos muestra, y no sólo simbólicamente, que todo el planeta es una gran casa común y que el destino de un país no puede ser independiente del de los demás”. Y advirtió que el “propio concepto de independencia está cambiando peligrosamente. Mientras que en el pasado significaba sobre todo la reivindicación legítima de autonomía frente a la injerencia o la ocupación de Estados extranjeros”, actualmente, “la independencia está adquiriendo un significado de «indiferencia» y «desinterés» hacia el destino de otros pueblos”.
Por tanto, el Pontífice alertó que la política y la diplomacia deben cuestionarse y hacer todo lo posible para evitar que el proceso de globalización degenere en la globalización de la indiferencia. Sobre todo, como lo demuestra la crisis climática y la pandemia, “pruebas de que no sólo los Estados, sino aún más los Continentes, no pueden seguir ignorándose mutuamente”.
Al respecto, Francisco dijo que, en esta área mediterránea, “todos los recursos y todo el potencial de este mar necesitan un nuevo enfoque, no individual y egoísta, sino conjunto y compartido entre los países que lo bordean, y también entre los que no lo bordean pero que se ven afectados por las políticas mediterráneas de diferentes maneras”. Un enfoque, afirmó, capaz de difundir los múltiples conflictos regionales que se desarrollan en la superficie, en las profundidades y en los bordes del mar, y que se extienden desde el mar hasta los continentes.
El tema urgente de la migración
Uno de los principales problemas centrales en el Mediterráneo es la migración, un tema “urgente”, que requiere además “una visión política de largo alcance”, y que siempre ha estado en el corazón del Papa y que motivó su primer viaje apostólico, a la isla de Lampedusa, en 2013.
“El fenómeno migratorio nos muestra una vez más que todo está conectado y nos advierte de que una solución estable requiere un enfoque capaz de tener en cuenta los múltiples aspectos vinculados a él, que los diálogos de esta Conferencia pueden poner de relieve”.
Los acontecimientos de los últimos años, dijo más adelante, confirman cada vez más que una intervención eficaz sólo puede provenir de un esfuerzo conjunto no limitado a los países fronterizos, sino también compartido por los respectivos continentes a los que pertenecen. “No hay que dejar a nadie solo ante este enorme problema. Todos deben sentirse responsables, porque todos lo son de hecho”, afirmó.
El Mediterráneo centro de atención de la Iglesia
El Mediterráneo es el centro de la atención constante de la Iglesia. Mientras se realiza esta Conferencia, el Papa se encuentra realizando su viaje apostólico a Chipre y Grecia. El año pasado se realizó “el fructífero encuentro” en Bari, con el tema: «Mediterráneo, frontera de la paz», promovido por la Conferencia Episcopal Italiana, en el que participaron los obispos de 20 países ribereños del mare nostrum, el próximo año se hará otro encuentro en Florencia, que se está organizando actualmente, dijo el Santo Padre.
Al respecto, expresó un deseo, le gustaría pensar, dijo, que estos encuentros eclesiales, y sus diálogos sobre el Mediterráneo pueden inspirarse en las «conversaciones mediterráneas» inauguradas por Giorgio La Pira en los años 50 y 60, que acercaron las orillas opuestas del mar, inaugurando la política de diálogo en torno a lo que La Pira consideraba, en una visión de fe, como «un gran lago de Tiberíades».
Fuente: Vatican News