Desde la isla de Chipre, la franja de Tierra Santa más cercana a Europa, la voz del franciscano Jerzy Kraj, Vicario Patriarcal para Chipre, relata a Vatican News cómo han sido los preparativos para recibir al Pontífice.
¿Qué ha cambiado desde que vino Benedicto XVI hace once años?
Llevo ocho años en Chipre, por lo que no participé en la visita de Benedicto XVI, he oído que algunos recuerdan aquella ocasión en la que estaban previstas otras etapas en la isla, mientras que este viaje de Francisco se concentra todo en la ciudad de Nicosia. Sin embargo, lo que ha cambiado es la estructura social. En los últimos años han llegado muchos inmigrantes que antes no estaban. Nuestras mismas congregaciones se han salpicado de diferentes colores y lenguas. La mayoría de los migrantes son ahora refugiados de África. Por lo demás, la crisis de Chipre de hace unos años, una apertura al diálogo que continúa en la estela del Papa Benedicto. En resumen, lo que se ha hecho sigue dando frutos.
¿Cuál es el mensaje que la Iglesia local quiere ofrecer al Papa Francisco?
Alegría y también compromiso. Hemos elegido el lema «Consolémonos los unos a otros en la fe». Es importante que no haya sólo una petición de consuelo: nuestro deseo es que el Papa venga aquí a escucharnos, y que efectivamente escuche hermosos testimonios de la Iglesia local. Y nos lanzará un reto en este difícil momento de la historia. También será una oportunidad para que se sienta reconfortado por una Iglesia ciertamente minoritaria, la católica, pero con tanto potencial, sobre todo teniendo en cuenta a los jóvenes, a los estudiantes del norte, a nuestros emigrantes que están llenos de fervor. El Papa vendrá a sentir precisamente la alegría de ser cristiano. La oración a San Bernabé nos ha acompañado en este último mes de preparación y creo que sigue siendo un signo para nosotros. San Bernabé, que inspira la evangelización de la isla, y que hemos querido destacar esta vez en comparación con la anterior visita papal.
¿Cómo se eligieron los testimonios?
En colaboración con Cáritas, con la que trabajamos no sólo con gran entusiasmo sino también con personal cualificado y de gran generosidad de corazón. Los testimonios serán tanto de sufrimiento como de esperanza. Surgirá no sólo una «queja» sino, digamos, la posibilidad de sonreír que permanece en el corazón de cada uno incluso en medio de tantas dudas y dificultades. Nunca falta una actitud positiva y abierta. Con motivo del viaje del Papa existe la posibilidad de organizar el traslado de un grupo -se habla de cincuenta migrantes a Italia, pero no en el vuelo del Papa- en el que la Comunidad de Sant’Egidio está trabajando con Cáritas, que conoce los casos más desesperados. Creo que esto puede considerarse un signo de esperanza que también trae consigo la esperanza para los demás.
Fuente: Vatican News