(RV).- “Azo kue a ba Papa a ga laso na Bangui”, con este canto recibieron al Papa Francisco en el Estadio “Bartolomé Boganda” de Bangui, que en lengua Sango quiere decir: “Todos han visto que el Papa ha llegado a Bangui”. Con estas palabras, algunas danzas, banderas de colores, pañuelos al viento y cantos de alegría completaban el escenario de fiesta junto a los coloridos vestidos típicos de un pueblo que vive el gozo de tener al Vicario de Cristo en medio de ellos y todo esto bajo el amparo de “Nuestra Señora de África”, en una imagen de madera de la Virgen María ubicado en el estrado principal.
Una mañana soleada acompañaba a los casi 30 mil participantes en la Santa Misa en el “Bartolomé Boganda” de Bangui, Complejo deportivo que lleva el nombre del primer sacerdote católico indígena de la República Centroafricana. En algunos carteles y banderolas se lograba leer: “Con el Papa hacia la paz y la reconciliación” y sobre todo se oía la alegría del canto de la gente por la presencia del Santo Padre, que contra todo pronóstico y previsión, que contra todo desaliento llegó a la capital de Centroáfrica con su mensaje de “paz, perdón y reconciliación”.
Las danzas de un pueblo que a pesar de las tragedias humanas, la pobreza y la violencia no ha perdido el gozo de vivir y celebrar su fe, estas danzas dieron inició a la celebración de la Eucaristía presidida por el Papa Francisco, quien con un pastoral en la mano, hecho de madera de Ébano, hizo su ingreso procesional en medio del Estadio. El pueblo Centroafricano ofreció una celebración típicamente africana, en sus cantos, representaciones y danzas; sobre todo en el momento de la proclamación del Evangelio, cuando la Palabra de Dios hizo su ingreso en una “canoa” con los colores Vaticanos, recordando el primer Anuncio de la Buena Noticia en el corazón de África y representando la bondad de una tierra divida por el río Ubangui, una tierra dividida por las diferencias políticas, sociales y religiosas.
En su homilía, el Obispo de Roma invitó a “pasar a la otra orilla”, a la orilla de la paz y de la reconciliación. Pero “esto no será posible, dijo el Papa, si permanecen en las aguas turbulentas del río, aguas poco navegables, en las aguas de la violencia y la venganza”; por ello es necesario pasar a la otra orilla, “mirar al futuro y superar decididamente esta situación, realizando actos concretos para vivir una nueva etapa para su país”.
Durante el ofertorio fueron presentados junto al pan y el vino, dones de parte de todas las diócesis de Centroáfrica, dones que hablan de la riqueza natural de este país, dones para agradecer la presencia del “mensajero de la paz, del apóstol de la misericordia”. Con la esperanza y la alegría que éste mensaje de perdón y reconciliación no termine aquí, sino se difunda en los corazones de todos los hombres de buena voluntad para buscar el cambio hacia el progreso y la paz.