(ANS – Dilla) – “He podido constatar una vez más que hemos nacido como Familia Salesiana para estar cerca, más cerca y siempre de los más pobres”, decía el Rector Mayor en la última visita a Etiopía. Hablar de este país se nos viene a la mente pobreza y hambruna. Y a estos problemas, se añade una situación de sequía, “una de las más severas en tres décadas, que genera un círculo vicioso que expone a 10,2 millones de personas a una grave crisis alimentaria”.
Los salesianos a pesar de toda la situación social que se vive, trabajan para seguir dando esperanzas a los jóvenes. Joanna Piotrowska es una voluntaria Polaca que nos cuenta su historia. Es una historia de “esos niños que no cambiaron radicalmente su corazón, sino que la ampliaron e hicieron más grande”.
“Nunca había pensado ir a las misiones. De verdad nunca. Nunca había visto las películas conmovedoras sobre África, quizá algunas que nos presentan la belleza de la flora y la fauna. Nunca había leído los artículos sobre la pobreza y el hambre de la tierra Negra. Nunca me emocionaban las historias de este tipo”.
“Cuando llegué el 2015 a la obra de las Hijas de Maria Auxiliadora en Dilla en Etiopia, pensé ¿Dios mío, que hago aquí? No me preguntaba por el trabajo ni por su gente. El problema es que nunca había pensado en las misiones. En realidad tenía un corazón egoísta, pequeño. En realidad era incapaz de abrazar con amor a mis seres queridos y lógicamente a los niños. Nunca me había preocupaba por un niño desnutrido, porque siempre fui incapaz de amar”.
“Todo cambió cuando experimenté personalmente el trabajo misionero. Comencé a apoyar en oratorio. Era la responsable de los niños. Los cuidaba. No puedo decir que esos niños cambiaron radicalmente mi corazón, pero lograron agrandarlo, porque antes mi corazón era pequeño, reducido y hasta egoísta”.
ANS