Queridos hermanos y hermanas en Cristo:

Este 31 de diciembre celebramos el Día de la Sagrada Familia, una festividad que nos invita a reflexionar sobre la importancia de este núcleo fundamental en nuestra sociedad.

La familia, concebida como el lugar donde aprendemos a amar y en donde y la fe que profesamos se transmite de generación en generación. La familia es un reflejo del amor trinitario de Dios. En ella, aprendemos a amar, a perdonar y a crecer juntos como hijos de un mismo Padre celestial.
Con la mirada puesta en la familia de Nazareth, celebremos este día con gratitud y alegría, reconociendo a nuestra familia como iglesia doméstica donde cada miembro es llamado a ser instrumento del amor divino.

El santo de los jóvenes, San Juan Bosco, entendió que la familia proporciona un ambiente propicio para el crecimiento espiritual y humano. Fue consciente de que, para educar a los jóvenes de manera efectiva, era esencial trabajar en colaboración con las familias. Don Bosco no solo se preocupaba por la educación académica de los jóvenes, sino que también se esforzaba por fortalecer los lazos familiares, proporcionando orientación y apoyo a los padres.

Nuestra familia es un regalo sagrado que requiere nuestra atención permanente. Dediquemos tiempo de calidad a nuestros seres queridos, compartamos momentos de oración y reflexión, y cultivemos un ambiente de amor y respeto en nuestro hogar. Siguiendo el ejemplo de la Sagrada Familia de Nazareth busquemos la guía de Dios en cada paso que damos como familia.

Exhortémonos mutuamente a prestar atención a aquellas familias de nuestro entorno que enfrentan desafíos y dificultades. La solidaridad y el apoyo mutuo son obras que fortalecen nuestra fe. Busquemos oportunidades para extender la mano de la caridad y la misericordia.

Queremos dirigirnos ahora a los jóvenes solteros. Que este Día de la Sagrada Familia sea una ocasión para renovar nuestro compromiso con la construcción de un hogar sólido, empezando por nuestros padres y hermanos, que son un don precioso que Dios nos regala para poder desarrollar nuestra capacidad de amar y perdonar sin buscar recompensa. Amar y perdonar, virtudes que son pilares para la construcción futura de un hogar sólido.

Que el amor de Dios ilumine nuestras vidas y nos guíe en el camino de la santidad familiar. Que nuestra madre María Auxiliadora, Madre de la Sagrada Familia, interceda por cada uno de nosotros y nos fortalezca en nuestro camino de fe.

¡Que Dios bendiga a todas las familias en este día especial y siempre!

Congregación Salesiana del Perú