En una entrevista anticipada al portal Religión Digital, Monseñor Castillo declaró: “Pedí al Santo Padre esta audiencia al año de haber sido generosamente elegido por él y ordenado obispo. Quise hacerle un recuento básico de los pasos que hemos ido dando y me lo ha concedido con suma amabilidad y acogida paternal”.
El encuentro con el Santo Padre, que duró alrededor de una hora, fue una oportunidad para explicar todo el proceso de escucha y las acciones concretas que condujeron a la Carta Pastoral del Arzobispo de Lima: “fue un proceso que inició desde el día de mi ordenación hasta el presente, con todo el camino participativo y sinodal que ha supuesto, tanto de los laicos y laicas de nuestras parroquias como del presbiterio” – manifestó.
El Primado del Perú manifestó que el papa Francisco dio importancia al “sentido evangelizador misionero de todo lo que vamos haciendo, desde la Pastoral misionera de conjunto, hasta la organización, la diversidad de propuestas pastorales concretas, incluyendo la forma en que hemos de organizar la economía. Por ello, es muy importante la capacidad de comprender a todos, de apreciar cada propuesta y de intentar unir y no excluir” – precisó.
Cercanía y entusiasmo por la Iglesia de Lima
Por último, el Arzobispo de Lima compartió los sabios consejos que le dio el Santo Padre para el gobierno pastoral de nuestra Arquidiócesis: “desde que hablé por primera vez con él, me ha aconsejado firmeza, prudencia y paciencia. Palabras de un sabio que tiene experiencia de que las cosas no se consiguen por decreto sino por proceso suscitado y compartido, donde el amor gratuito lo puede todo” – destacó el Obispo de Lima.
El Papa Francisco sigue ilusionado en continuar transformando la Iglesia, recuerda Monseñor Castillo: “su convicción no aparece solo como una declaración, sino que se siente como una inspiración permanente de fondo, que orienta cada pregunta o cada matiz sencillo que sugiere en cada tema tratado, de modo que poco a poco el camino de la conversión pastoral se pueda abrir paso” – acotó.
Fuente: Arzobispado de Lima