Hacer patria es el compromiso heredado con la independencia hace 200 años. Lo viene cumpliendo el padre Daniel Coronel. Primero fue en la Misión Amazónica Salesiana de Loreto y desde 2012 en Génova (Italia), manteniendo la fe de los peruanos y también de los migrantes latinoamericanos.
Cada domingo a las 12, en Génova, el mayor puerto de Italia, se alaba a Dios en español. Es en la concurrida misa que oficia un salesiano peruano: el padre Daniel Coronel Pérez, animador desde 2012 de Latinos en Don Bosco, el dinámico grupo de mil migrantes en su mayoría sudamericanos.
Los fieles llegan de toda Génova, donde viven 30 mil ecuatorianos, ocho mil peruanos, además de bolivianos, colombianos, chilenos y de otras nacionalidades. Con sus devociones hacen lucir como una iglesia sudamericana el templo de San Juan Bosco y San Gaetano, el santo de los pobres, en el barrio popular de Sampierdarena.
Devociones nacionales
Misionero en Europa, el padre Coronel pasó de la selva en Loreto, donde sembraba la fe en los pueblos amazónicos, a mantener viva la fe entre los migrantes latinoamericanos en la jungla de cemento de los edificios genoveses. Es su estilo pastoral la atención espiritual y la integración de los diversos grupos nacionales entre sí y con los anfitriones italianos hasta formar una comunidad de fieles basada en el compartir fe, esperanza y caridad.
Así, ya es tradición que en octubre ingrese en andas la imagen del Señor de los Milagros y que en noviembre se rinda culto a la Virgen de Cocharcas, de muy extendida devoción en los Andes del Perú. Santa Rosa de Lima tiene su fiesta y para la celebración de san Martín de Porres se adhieren los peluqueros y barberos italianos que lo tienen como santo protector.
Se ha establecido una buena comunicación con el cuerpo consular peruano. Su personal está muy ligado y se hace presente en las misas y reuniones de la parroquia, que brinda sus instalaciones como centro de votación de los peruanos en Génova. Este 28 de julio se celebrará el Bicentenario de la Independencia del Perú.
El padre Coronel también elogia a los feligreses ecuatorianos que organizan la procesión del Cristo del Consuelo y es seguida los Viernes Santo con mucho sentimiento por más de dos mil personas.
Otras devociones muy queridas son por Narcisa de Jesús, santa ecuatoriana que murió en Lima en 1869, y por la Virgen del Cisne. A su vez, los bolivianos honran en la parroquia salesiana a la Virgen de Copacabana y los colombianos al Divino Niño.
Al compartir estas celebraciones entre latinoamericanos y con los italianos cada vez más, se han integrado en una nueva comunidad que permite a los inmigrantes hacer una nueva patria con sus hijos en Italia.
Un domingo, este año, ante un templo con el aforo de la pandemia al tope de fieles, el padre Coronel resaltaba lo siguiente: “Muchos de ustedes están aquí más de 15 o 20 años. Los jóvenes, los adolescentes, han nacido aquí. Lo importante es no sentirse miembros de una nación, sino miembros del pueblo elegido de Dios, parte integrante de esta asamblea de Dios”.
Atención múltiple
Además de la misa dominical del medio día, el padre Coronel oficia otra en español los sábados por la noche, así como bautizos, matrimonios y defunciones. Este año tiene a su cargo la preparación para la primera comunión de 62 niños (35 son sudamericanos) y para la confirmación de 40 adolescentes.
Otras de sus responsabilidades son dos capellanías y asesorar a los 35 integrantes de la Asociación de María Auxiliadora (ADMA), que ponen en realce la gran fiesta del 24 de mayo, su novena y procesión, además de propagar la devoción a la Virgen. Forman un grupo muy activo, que en 2019 concurrió al congreso internacional ADMA en Buenos Aires.
A estas responsabilidades suma el estar en el oratorio vespertino, que recibe todos los días a 200 chicos de América Latina, África y Medio Oriente.
Un proyecto que sigue con especial interés es la escuela de Fe y Alegría donde completan su secundaria los jóvenes latinoamericanos para que de ese modo puedan hacer carrera técnica o universitaria. Además, da clases de inglés en la escuela técnica salesiana donde se forman 250 alumnos de 40 países. Las especialidades ahora preferidas son la automotriz, la cosmetología y la electrónica.
Máximo empeño
Con tantos encargos, el padre Coronel no puede perder ni un minuto. Y tiene sentido.
En la Obra de Don Bosco, en Sampierdarena, trabajan 17 salesianos, pero la mitad de ellos son mayores de 80 años; los menores de 50 son cinco, entre ellos el padre Coronel.
Es una comunidad salesiana muy laboriosa. Recuerda la imagen que narra Marcos en su evangelio sobre las multitudes que seguían a Jesús y el agotador apoyo de sus apóstoles: “Porque eran tantos los que iban y venían que no les quedaba tiempo ni para comer” (Mc 6,31).
Además de la parroquia, la Obra de Don Bosco comprende el jardín de infancia, las escuelas primaria, secundaria y técnica, así como una escuela de fútbol con 250 chicos que se codea con la del Club Sampdoria y presta sus canchas para asociaciones de básquet y vóley.
Hay también una asociación de cine y un teatro de 300 butacas, vecino a la iglesia, llamado “Il Tempietto” con una fachada de seis columnas similar a la de un templo romano.
Otro servicio es la Casa Don Bosco para menores extranjeros no acompañados, los llamados ‘mena’, que han llegado sin papeles desde África o Asia y que la comunidad salesiana de Sampierdarena recibe para acogerlos, educarlos e integrarlos en un puesto de trabajo.
La huella de don Bosco
Sampierdarena es un hito en la historia salesiana. Aquí estuvo don Bosco 46 veces, 169 días en total, entre 1871 y 1887. Se conserva como un tesoro la habitación que ocupara en estas visitas, a semejanza de lo hecho en la Casa Madre de Valdocco-Turín y en Roma.
De un exterior severo, por haber sido un hospicio que don Bosco compró a los padres teatinos, es la casa que acogía a los miles de salesianos que partían a las misiones desde el puerto de Génova.
Era, además, la casa de formación de las vocaciones adultas. Un joven sacerdote de 26 años, Pablo Álbera, que sería el segundo sucesor de don Bosco como Rector Mayor, fue el director fundador de esta obra que traía a Génova la novedad de una escuela de formación de carpinteros, zapateros y sastres. Luego abriría los talleres de herrería, mecánica, tipografía, imprenta y encuadernación.
En la imprenta de su escuela de artes y oficios se imprimía el Boletín Salesiano para todo el mundo en italiano, francés, español y otras lenguas, hasta mediados del siglo XX.
Proyección social
El periodismo ha llamado la atención sobre la gestión del padre Coronel en el reparto semanal de canastas a familias necesitadas, no solo latinoamericanas, sino también de otros continentes e incluso italianas, los jueves a las 7 de la noche. De 70 pasaron a 350, al quedar sin ingresos por el confinamiento de la pandemia.
Los ‘obreros’ en esta empresa de bien son los miembros de la Asociación de San Vicente de Paul que acopian y llenan las canastas – en realidad bolsas– con 12 productos de primera necesidad (leche, arroz, café, azúcar, leche, fideos, pulpa de tomate, aceite de oliva o de girasol, sal, harina, atún, galletas). Esta acción de Cáritas parroquial ha estimulado el voluntariado juvenil en Sampierdarena.
El apoyo en alimentos de la Unión Europea se complementa con las donaciones conseguidas en las empresas y la contribución de los fieles de la parroquia. El padre Coronel destaca los 90 kilos de carne de ave que donó la colonia ecuatoriana al estallar la pandemia. Otro ejemplo ha sido la contribución personal que alcanzaron todos los funcionarios del Consulado General del Perú.
En forma paralela, Latinos en Don Bosco organiza bingos y rifas pro fondos para la parroquia, el oratorio, familias en dificultad y el pago de becas escolares.
Así, con la atención espiritual y la integración social, el padre Coronel ha ido creando una comunidad que vive los valores del Evangelio. En una de sus homilías decía: “También nosotros aquí nos sentimos extranjeros en tierra extranjera en este país que nos ha acogido. Poco a poco vamos haciendo patria para dejar a la comunidad migrante, sobre todo latinoamericana, en alto”.
Tejiendo lazos
El padre Coronel resalta el empeño de Latinos en Don Bosco por favorecer la inserción de los migrantes en la comunidad italiana. “Sí es posible llegar a una interculturalidad, a una integración, aunque no del todo, porque tenemos nuestro bagaje cultural, nuestras tradiciones, nuestros lugares de origen”, anota en el libro “Latinos en don Bosco”, que reseña lo hecho por esta comunidad católica.
Es como hacer un injerto. Y esto le recuerda su origen campesino al padre Coronel. Por ejemplo, la preparación para la primera comunión y la confirmación se imparte en italiano a los chicos latinoamericanos para que encajen mejor en la sociedad italiana. Gran parte de ellos han nacido en Génova, dado que sus padres se instalaron en Italia hace más de 20 años.
Latinos en Don Bosco se autofinancia. Una de sus líneas de acción son las peregrinaciones. Han hecho cuatro a Tierra Santa. También han ido a los santuarios de Fátina, Lourdes, así como a los de Asís, Casia y del padre Pío.
“La comunidad se hace fuerte con las peregrinaciones, por su encuentro con Dios y los santos”, comenta el padre Coronel.
Buen sabor
La integración de los migrantes latinoamericanos en la vida italiana es una realidad. El padre Coronel cita este ejemplo: En el siglo XX los italianos abrieron en Lima numerosas panaderías llamadas Liguria, la provincia que tiene como capital Génova. Ahora, en Italia, son migrantes peruanos los que tienen cadenas de panadería.
También ganan premios: un panadero de Andahuaylas fue proclamado Rey de la Focaccia, el típico pan delgado cubierto con rodajas de cebolla, tomate y hierbas aromáticas antecesor de la pizza.
Hay un gesto que muestra el aprecio de los fieles. Algunos domingos, al final de la misa, le alcanzan al padre Coronel una porción de causa, papa a la huancaína u otro plato típico peruano que almorzarán en sus casas.
Con la globalización no hay problemas en conseguir los ingredientes. Alrededor del complejo salesiano quince tiendas étnicas ofrecen productos latinoamericanos. Una de estas, frente a la iglesia, luce una bandera ecuatoriana, letreros en español, frutas y hortalizas latinoamericanas a la vista para atraer clientes, pero ¡oh, sorpresa! el dueño es de Sri Lanka. Negocios son negocios.
Así nace una vocación
El padre Coronel nació en Santa Cruz (Cajamarca) en 1976 en una familia campesina de ocho hijos que han formado don Rosel Coronel y doña Fraxila Pérez. A los 18 años descubrió a san Juan Bosco en Lima, con los libros escritos por Teresio Bosco. Se los facilitó el padre Luis Pastor, que lo invitó a ser salesiano.
“El primer impacto que tuve con don Bosco fue que, además de campesino como yo, había lamentado que se viera a los sacerdotes como intocables, lejanos; era el mismo sentimiento que había tenido en Cajamarca. Por eso me dije: quiero ser como él, por su proximidad con los jóvenes”, refiere el padre Coronel.
Su vocación misionera brotó en 1996, al ver al padre Luis Bolla con los Achuar en los primeros videos que grabó el padre Vicente Santilli en la Amazonía peruana. Al año siguiente, en el noviciado, pidió ir al África al padre Pascual Chávez, entonces consejero regional.
Lo que nunca imaginó fue que en 2001 acompañaría a los padres Luis Bolla (Italia), Román Olesinski (Polonia), Diego Clavijo (Ecuador) y el clérigo Enrique Castillo (República Dominicana) en la fundación de la Misión Amazónica Salesiana en San Lorenzo (Loreto), a orillas del río Marañón.
Cuando estudiaba la Teología en Chile (2005-2007), reiteró su pedido de ir al África a don Pascual Chávez, que ya era Rector Mayor de los salesianos (2002-2014). De vuelta al Perú, fue ordenado sacerdote en 2009 por monseñor Gaetano Galbusera sdb, entonces obispo del Vicariato Apostólico de Pucallpa, y retornó a la Amazonía.
Cambio de destino
Evangelizaba a los Kandozi y a los Chayahuitas cuando en mayo del 2010 el padre Václav Klement, consejero general para las Misiones, lo convocó para el Proyecto Europa. El Rector Mayor, don Pascual Chávez, había anunciado: “Europa es campo de misión para los salesianos”.
El primer destino del padre Coronel fue Irlanda, a donde llegó el 28 de septiembre de 2010. Coincidió con los 119 años del arribo al Perú de los primeros salesianos e hijas de María Auxiliadora.
Y ante el pedido de un sacerdote hispano-parlante que atendiera a los latinoamericanos en Génova, el padre Coronel fue recibido en Sampierdarena, donde ofició su primera misa en la iglesia de San Juan Bosco y San Gaetano el 13 de enero de 2012.
De esta manera se ve, con los ojos de la fe, cómo ha querido Dios que el Perú retribuya -con la atención pastoral del padre Daniel Coronel en Génova- la generosa contribución de tantos salesianos e hijas de María Auxiliadora que se embarcaron en dicho puerto con destino al Callao para formar generaciones de buenos cristianos y honrados ciudadanos en costa, sierra y selva.
Ilustres visitantes
Latinos en Don Bosco es una experiencia valiosa para la Congregación Salesiana. Por eso significó un gran aliento que este año llegara a Sampierdarena el consejero general para las Misiones, padre Alfred Maravilla. También fue una alegría recibir al animador mundial de la Asociación de María Auxiliadora (ADMA), padre Alejandro Guevara.
De sus nueve años en Génova, el padre Coronel conserva un grato recuerdo de las visitas que le hicieron en diversos momentos el padre Manuel Cayo, inspector de los salesianos del Perú, así como de los padres Pablo Medina, Alejandro Arango, Rafael Vildoso y Martín Quijano, ahora obispo del Vicariato Apostólico de Pucallpa.
“Vengan a Don Bosco, en Sampierdarena. Esta es su casa. Los esperamos con las puertas abiertas”, invita el padre Coronel.
Epílogo
Sobre el trabajo del padre Daniel Coronel puede verse una semejanza con las menciones que hiciera Augusto Polo Campos en su vals “Y se llama Perú”.
Con ‘P’ de patria. El padre Coronel mantiene viva la identidad nacional, no solo de los peruanos, sino también de los latinoamericanos, en las celebraciones religiosas y actividades de proyección social de Latinos en Don Bosco.
La “E” del ejemplo. Así lo vio “Il Quotidiano Latinoamericano”, que el 23 de mayo de 2020 tituló: La Obra de Don Bosco – “Ejemplo de unión y solidaridad entre pueblos”.
La “R” de Polo Campos aludía al rifle. En el caso del padre Coronel es la religión: cuando sembraba la fe en los nativos de la Amazonía peruana y cuando la mantiene en los peruanos y también en los latinoamericanos residentes en Génova.
La “U” de la unión. A partir del cuidado brindado por el padre Coronel, el complejo salesiano de Sampierdarena es la casa grande para los migrantes latinoamericanos y su punto de encuentro e integración con sus vecinos italianos.
Escribe: José Cava, periodista del Centro Salesiano de Comunicación.