El p. Virginio Zanella parte a los 86 años de edad, 68 de profesión religiosa y 58 de ordenación sacerdotal.
Italiano de nacimiento, su fervor misionero se vio realizado cuando pudo llegar al Perú al acabar su tirocinio, a fines de 1956. Concluida su formación presbiteral en Santiago de Chile y ordenado sacerdote, empezó su apostolado educativo pastoral dando clases en el Colegio San Francisco de Sales de Breña. Poseedor de una amplia cultura y de una gran sensibilidad artística, hizo del teatro y de las clases, medios apropiados para poder llegar a los jóvenes.
Pronto, la obediencia descubrió en él un espíritu animado por una fuerte caridad pastoral y misionera, resultando de ello que gran parte de su vida la dedicara a ser el Animador pastoral de muchas obras (Piura, Aspirantado de Magdalena, Prenoviciado de Chosica, Ayacucho y Monte Salvado), y posteriormente, el Vicario parroquial de algunas de nuestras parroquias (Yucay, Calca y Breña). Testigos de su ardor misionero fueron las casas de Piura en donde trabajó por cerca de 15 años y la parroquia de María Auxiliadora de Breña a la que dedicó 24 años de su vida; combinando aquellas ocupaciones principales con el dictado de clases, la animación de los Oratorios, la pastoral de la salud y la animación espiritual de ADMA, el ministerio de la asistencia sacramental, el acompañamiento espiritual y las confesiones.
El p. Virginio Zanella se distinguió por su espíritu humilde y laborioso, dando él por primero ejemplo de cuanta actividad se proponía. Su bondad y prudencia hicieron que fuera muy solicitado por jóvenes y adultos para recibir el sacramento del perdón. Entusiasta y generoso, alegre y optimista, supo sintonizar plenamente con las ilusiones e ideales de los jóvenes, y de esta forma pudo conducirlos y acompañarlos en su maduración en la fe. El p. Virginio Zanella amó al Perú su patria de misión y se identificó plenamente con él, fue así que solicitó y obtuvo la nacionalidad peruana.
Amó entrañablemente a Don Bosco y María Auxiliadora y enseñó a chicos y grandes a amarlos con su palabra y su ejemplo. Probado en la salud desde los años 80, supo llevar con paciencia y serenidad la incomodidad física sin que ello representara obstáculo para su entrega constante al deber y al servicio de las almas, a la fidelidad a sus compromisos religiosos y al compartir generoso en fraternidad. Dios premie a nuestro hermano su entrega fiel y generosa, y por su segura intercesión conceda a nuestra Congregación e inspectoría las vocaciones salesianas que los jóvenes de hoy necesitan.