Ciudad del Vaticano
“Invitamos a la calma y a actuar con la mayor diligencia posible”. Esta es la invitación de los Obispos de Puerto Rico ante la ola sísmica que desde el 28 de diciembre ha golpeado el país. El más intenso de ellos, de magnitud 6.4 en la escala de Richter, ocurrió durante la madrugada del martes 7 de enero pasado, devastando la costa sur del país. Ante ello, la gobernadora interina, Wanda Vázquez, declaró el estado de emergencia y activó a la Guardia Nacional para socorrer a los afectados.
Acompañar, colaborar y ayudarse
Ante estos hechos, los obispos se solidarizan con el dolor y el temor que se vive en el país, e invitan a toda la población “a acompañar, colaborar y ayudarse unos con otros”, especialmente, “teniendo en cuenta de las personas más vulnerables”. Con ello, informan que “se realizará una colecta y Caritas de Puerto Rico ayudará durante el tiempo que sea necesario”.
Plena confianza en la misericordia de Dios
“Como hombres y mujeres de fe, conocemos el poder de la oración”, afirman los prelados, invitando a organizar vigilias de oración “por el bienestar y la protección” de la gente, en especial por los que han sido más afectados. Asimismo, piden actuar con prudencia y preparación para enfrentar estos fenómenos sísmicos, haciendo, con plena confianza en la misericordia de Dios, lo que sea necesario “para proteger la vida humana”.
Los destrozos causados
Según un informe del gobierno, alrededor de 350 personas han sido desplazadas y unas 300.000 quedaron sin servicio de agua. Entre los destrozos religiosos, se encuentran la iglesia Catedral de Ponce Nuestra Señora de Guadalupe y la destrucción del templo de la Parroquia Inmaculada Concepción en Guayanilla.
Fuente: Vatican News
Imagen: AFP o licensors