En una carta dirigida al Cardenal Leopoldo José Brenes Solórzano – Arzobispo de Managua y Presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua – el Presidente de CCEE se une al llamamiento hecho por el Nuncio Apostólico del país, Mons. Waldemar Stanislaw Sommertag en nombre de Papa Francisco, en el que apela «a la conciencia de todos para alcanzar una tregua y permitir un rápido retorno a la mesa de diálogo nacional para buscar juntos una solución adecuada y así resolver la crisis». En su carta, el Cardenal Bagnasco recuerda también que ‘la paz y la vida humana son bienes irrenunciables que están por encima de cualquier interés’ y reitera la cercanía de la Iglesia europea al pueblo nicaragüense.
Las Iglesias retoman su actividad
En Nicaragua, la iglesia de la Divina Misericordia de la capital de Nicaragua retomó los oficios religiosos después de seis días de inactividad, a consecuencia de los destrozos provocados por disparos de las «fuerzas combinadas» del Gobierno, durante el ataque armado en el que dos estudiantes fueron asesinados. Este viernes, el sacerdote Erick Alvarado, acompañado de dos religiosos más, ofició la primera misa tras el tiroteo efectuado por policías, parapolicías, paramilitares y antimotines, cuyos restos continúan en la fachada de la capilla del Santísimo de la iglesia de la Divina Misericordia. Unas 500 personas, de las que varias siguieron la liturgia desde el exterior debido a que el espacio se quedó escaso para la inusual afluencia de fieles, siguieron la homilía, cuyos rezos fueron dedicados a las personas que perdieron la vida desde el comienzo de las revueltas populares el pasado 18 de abril. El sacerdote, quien pidió a los asistentes que «no se cansen de rezar por las víctimas y por la paz del país», instó a no caer en «la tentación del odio» e invitó a vencer «el mal con la fuerza del bien».
No responder con violencia a la violencia
«No caigamos en la tentación del odio, no hagamos lo mismo que hace el gobierno, venzamos el mal con la fuerza del bien, dando el ejemplo que nos quieren robar», señaló Alvarado. Los jóvenes que murieron a consecuencia de los disparos efectuados durante el ataque sandinista se habían refugiado en la capilla del Santísimo junto a periodistas, médicos y sacerdotes para escapar de la represión de las fuerzas estatales del Gobierno presidido por Daniel Ortega. Otro grupo de estudiantes lograron escapar en varios vehículos hacia la Catedral Metropolitana, escoltados por obispos y la Cruz Roja nicaragüense, por la mediación del Episcopado. Los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) denunciaron, posteriormente, que cuatro alumnos fueron secuestrados por grupos paramilitares, tras abandonar la iglesia en la que fueron asediados.
Al término de la primera misa oficiada después del ataque de la pasada semana, el sacerdote y los fieles rezaron la oración de exorcismo de San Miguel Arcángel, en «desagravio por las profanaciones» en estos tres últimos meses «contra Dios» con la violencia desatada en el país, que se ha cobrado entre 277 y 351 vidas. Las protestas contra Ortega se iniciaron el pasado abril a consecuencia de unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia del mandatario, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra.
Fuente: VATICAN.NEWS