En el marco de las celebraciones por los 75 años de la Arquidiócesis de Piura y Tumbes, la Oficina Diocesana de Educación Católica (ODEC) de Tumbes organizó la XI Semana Teológica denominada: “La Familia y la Escuela comprometidos en formar personas de fe”.
La Semana Teológica contó con la participación de gran número de docentes de educación religiosa en diferentes niveles educativos, así como sacerdotes, religiosas y agentes de pastoral, y tuvo como objetivo reflexionar sobre la urgencia de una humanización y formación integral de la persona con la activa participación y cooperación entre la familia y la escuela.
Nuestro Arzobispo, Monseñor José Antonio Eguren Anselmi, S.C.V., tuvo a su cargo la conferencia inaugural sobre el tema central “La Familia y la Escuela comprometidos en formar personas en la fe”, quien al respecto manifestó: “La familia es la escuela del más profundo humanismo, es decir, es el primer lugar donde la persona se forma y se educa. Ciertamente si la primera escuela es el hogar, los primeros maestros son los padres. La escuela o colegio lo que hace es apoyar y complementar la labor educativa de los padres sobre los hijos en una alianza santa y buena. El Papa Francisco ha destinado dos Sínodos para profundizar en la familia: uno extraordinario realizado el año pasado, y este año en el mes de octubre se realizará en Roma la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre el tema “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”. De este modo el Papa Francisco mantiene la visión de San Juan Pablo II, quien dijo que el futuro de la humanidad se fragua en la familia. Una nación avanza en la misma dirección por la que camina la familia. Cuando la integridad y la estabilidad de la vida familiar están bien, otro tanto sucede con la nación. Y es que la familia fundada en el matrimonio entre un varón y una mujer tiene dos valores esenciales para toda sociedad y para toda cultura: la estabilidad y la fecundidad. En cuanto a su estabilidad la familia mantiene cohesionada a la sociedad, y en cuanto a la fecundidad, la familia permite que la sociedad se proyecte en el tiempo y es garantía para mantener todo lo bueno que el hombres es y hace, que se expresa en la cultura”.
En otro momento Monseñor Eguren comentó: “Hoy en día las sociedades modernas tienden a considerar y defender los derechos del individuo, pero no por ello se debe olvidar la importancia de los roles fundamentales que solo se dan en la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, estos roles son la paternidad, la maternidad, la filiación y la hermandad, los cuales están en la base de cualquier sociedad y sin éstos toda sociedad se desmorona. El Papa Francisco nos viene enseñando y exhortando a amar la familia, a proclamar con valentía, alegría y convicción su buena nueva, sabiendo estimar sus valores y promoviéndolos siempre, individualizando los peligros y males que la amenazan para superarlos, esforzándonos por crear un ambiente que favorezca el crecimiento de la familia. Hoy es urgente dar a la familia cristiana, frecuentemente asediada por el desánimo y angustiada por las crecientes dificultades, razones de confianza en sí misma, en sus propias riquezas de naturaleza y gracia, en la misión que Dios Trinidad le ha confiado de ser Cenáculo de amor y santuario de la vida”.
Fuente: Arzobispado de Piura