En la homilía de la misa celebrada hoy en la Casa de Santa Marta del Vaticano, el papa Francisco ha recordado que en la última Cena, Jesús con la Eucaristía nos enseña el amor, con el lavatorio de los pies nos enseña el servicio, y nos dice que un siervo no es nunca más grande que el que le enpia, que le señor. Como los discípulos, aquella noche, «dejémonos mirar por el Señor».
Dos Gestos que son dos instituciones:
La Eucaristía y el mandamiento del amor
El primero es el mandamiento del amor: «no solo amar al prójimo como a uno mismo», sino un paso más: «amar al prójimo como yo os he amado».
Sin el amor, no crece, se transforma en una institución vacía, de apariencias, de gestos infecundos. Jesús nos dice cómo tenemos que amar, hasta el final.
El lavatorio de los pies y el servicio
Amaos como yo os he amado es el segundo mandamiento que, como dice papa Francisco, nace del lavatorio de los pies. «Servíos los unos a,los otros, como yo os he lavado los pies».
Dos mandamientos y una advertencia: «podéis servir, pero porque yo os envío, yo os mando. No sois más grande que yo». Jesús aclara: «Ningún siervo es más grande que su señor. Ningún envido es más grande que le que lo envía». Esta es la humildad sencilla y verdadera, no una humildad fingida».
«Dejemos que la mirada de Jesús entre en nosotros. Sentiremos muchas cosas: el amor, o quizás no sentiremos nada… nos bloquearemos, o sentiremos vergüenza. Pero dejar siempre que la mirada de Jesús llegue a nosotros. La misma mirada con la que, en aquella Cena, miraba a los suyos.
Servicio. «Usamos una expresión militar pero que nos sirve: Subordinación, es decir, Él es el más grande. Yo soy el siervo, nadie puede sobrepasarlo».