Llegamos al quinto día de novena en honor a María Auxiliadora, un camino de fe y amor a quien lo ha hecho todo por cada uno de sus hijos. El mensaje que nos deja el p. Pablo Medina en este día es el de contemplar a Dios en nuestras vidas, dejarnos instruir y evangelizar por Él.
“El primer oficio del creyente es contemplar. Dejarse educar por Dios para llenar nuestro corazón de él y nuestra vida de experiencias de fe”, nos dice el p. Pablo. Palabras que nos llaman a reformular nuestros proyectos de vida, porque estamos presos de una cultura afanosa, pensando siempre que la primera tarea de todo creyente es hacer algo.
Así como María, quien se entregó por completo a la voluntad de Dios, aun con dudas y dificultades en el camino, debemos hacer de nuestras vidas experiencias de fe; donde seamos capaces de hablar de un Dios que ama y perdona en todo momento. «No podemos hablar de un Dios con el que no hablamos», sostiene el Padre.
“Así el creyente, como María, logra ver aún en los acontecimientos adversos y en una historia de carencias en el niño que María trae en brazos la Buena noticia de Dios”, ella depositó toda su confianza en Dios y amó al niño que tenía en brazos.
Siguiendo ese ejemplo, de creer en Él, caemos en cuenta que siempre está con nosotros, al lado de los más débiles, como “los pastores en vela”. “Dios llama a los que no cuentan, para enseñar a los que saben, llama a los que el mundo desprecia para humillar a los soberbios”, así es como Él se hace presente entre nosotros, a través de la voz de los pobres y olvidados.
Por ello, siguiendo el ejemplo de María, una mujer humilde y fuerte que escuchó el testimonio de aquellos pastores, seamos una comunidad de creyentes que observe cada acontecimiento con los ojos de Dios.