La Red Eclesial Panamazónica-REPAM, en conjunto con comunidades y organizaciones indígenas, entidades sociales y académicas, está promoviendo una iniciativa de articulación en defensa de la vida y de los derechos de los pueblos indígenas en situación de aislamiento voluntario en la región amazónica.
Declaración en defensa de la vida de los Pueblos Indígenas en aislamiento
Con el objetivo de avanzar en estrategias colectivas y regionales en defensa de los derechos de los pueblos indígenas en aislamiento, entre los días 5 y 8 de julio de 2018, en la ciudad de Puerto Maldonado – Madre de Dios (Perú), tuvo lugar un segundo encuentro con representantes de los pueblos indígenas Matsigenka, Harakbut, Nahua y Yine y de la Coordenação de Organizações Indígenas da Amazônia Brasileira – COIAB, del Vicariato de Madre de Dios (Perú), del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación práctica – CAAAP y del Vicariato de Aguarico (Ecuador), profesores de la Universidad Federal do Amazonas – UFAM, representantes del Consejo Indigenista misionero – CIMI y del Secretariado Ejecutivo de la REPAM. Como resultado del encuentro, fue emitida una Declaración en defensa de la vida de los Pueblos Indígenas en Aislamiento.
Las amenazas a los pueblos voluntariamente aislados
La Declaración habla de la existencia en la región amazónica, “de cerca de 150 pueblos, o segmentos de pueblos, que no mantienen contactos sistemáticos o permanentes con la sociedad que les rodea”. “La expansión sobre sus territorios de diferentes frentes económicas a lo largo de todo el proceso de colonización viene acompañada de una violencia sistemática sobre estos pueblos, de explotación y desplazamientos forzados”.
«La consecuencia de esta violencia – señala la declaración – ha sido la exterminación de muchos pueblos indígenas. “Otros fueron obligados a dispersarse y, a partir de ese momento, sus diversos grupos pasaron a vivir experiencias muy diferentes; entre los que aceptaron las relaciones permanentes que derivaron del contacto y los que se protegieron en lugares de más difícil acceso, buscando preservar su autonomía y optando por limitar o evitar relaciones con terceros”.
«La vida de estos pueblos, llamados por diversos nombres como ‘aislados’ o ‘no contactados’, ‘libres’ o ‘autónomos’, continúa hoy gravemente amenazada por la invasión de sus territorios – se lee también en el texto – que indica cómo “la tala ilegal de madera, la minería, la explotación de petróleo y gas, el narcotráfico, la deforestación y la agro-industria, así como los grandes proyectos de infraestructura”, “al servicio de una economía exportadora y de acumulación”, avanzan rápidamente “sobre los territorios más remotos donde estos grupos habían conseguido una vida autónoma y libre”.
Garantizar el reconocimiento de los derechos de los pueblos aislados
“Invitamos a las comunidades y organizaciones indígenas, entidades sociales y académicas y a la sociedad en general para buscar, juntos, caminos que garanticen el reconocimiento y el respeto a los pueblos aislados y exijan las medidas necesarias para la protección de su vida y sus territorios”, se lee a continuación. Y se evidencia la necesidad de “que las comunidades próximas puedan disponer de orientaciones claras de cómo proceder en estas situaciones, de modo que se eviten conflictos y siempre sea respetada la libre determinación de los pueblos en situación de aislamiento”.
Acoger el pedido del Papa
La red eclesial pan-amazónica, alentada por las palabras del Papa Francisco en Puerto Maldonado (Perú) en enero de 2018, invita a toda la Iglesia Católica, que se prepara para el Sínodo de la Amazonia, y particularmente a la Iglesia presente en esta región, a acoger el llamado del Papa Francisco, asumiendo con osadía y esperanza la opción por la defensa de la vida de estos pueblos, sensibilizando a toda la comunidad cristiana y fortaleciendo, con generosidad y creatividad, formas de presencia profética y solidaria.
Para el Presidente del Consejo Indigenista Misionero, CIMI, y arzobispo de Porto Velho, Mons. Roque Paloschi, el Sínodo será una oportunidad para que los pueblos indígenas sean los protagonistas, «oídos y por encima de todo respetados».