Día 2:
LA ESPERANZA NOS MUEVE
El Dios que nos mueve
Quien tiene a Dios dentro es imposible que quede pasivo ante las necesidades que se van presentando. No se queda lamentando la situación ni explorando de dónde tanto dolor. Quien tiene a Dios dentro va dónde Dios quiere. Y el deseo de Dios es este: que nos amemos, que nos lavemos los pies unos a otros, que nos sirvamos.
La esperanza nos mueve allí donde Dios quiere estar, donde no se le conoce, pero se le necesita; donde no se le quiere, pero es importante; donde se necesita que el pan se multiplique, donde se requiere que el perdón se haga presente donde se busca sin saber dónde está.
La esperanza nos mueve, aun nosotros padezcamos las mismas carencias, nos mueve a consolar, a acoger, a buscar, a encontrar. María se encuentra en la misma situación que su prima, también está embarazada, pero eso no es obstáculo para que ella preste su atención y servicio.
La esperanza nos arde por dentro como fuego en las entrañas. Es un amor que no se quiere quedar dentro, es un anuncio que no quiere quedarse dentro, es un impulso casi frenético, por encender un fuego en el que desea tanto el mundo lo tenga.
En estos tiempos de crisis también nosotros, aunque necesitados, nos movemos por la esperanza.
Escribe: Padre Pablo Medina SDB