Día 7:
COMUNICAMOS ESPERANZA
El Dios que nos entusiasma
Entusiasmada una mujer alaba y bendice la madre que haya criado tan grande hombre. Jesús más bien alaba la fe de la mujer que aceptó la Palabra de Dios en su vida para que entrara la esperanza en este mundo.
La salvación se hizo espacio cuando la puerta de la esperanza, María, dejó paso a la salvación. Por eso Jesús enseña a esa mujer y a todos los que escuchamos su mensaje, que lo que ha hecho grande a María es su capacidad de acogida y de obediencia a Dios. Eso no sólo hace grande la fe, sino también la esperanza.
La mujer anónima está entusiasmada por Jesús y su obra. Ese entusiasmo la lleva a su madre a quien alaba por su buen trabajo. La verdadera devoción a María siempre nos llevará a Jesús. La verdadera devoción a María siempre nos llena de esperanza de saber que también nosotros formamos parte de la familia de Dios.
Jesús educa nuestra esperanza y nos enseña cuál es el origen de esta confianza. Jesús alimenta nuestra esperanza y la nutre con su Palabra para que su fundamento esté siempre en Dios. Jesús enciende nuestra esperanza para que alumbre a todos los que por diversas razones llevan el pábilo vacilante o están dejando de esperar.
La esperanza nos entusiasma porque nos lleva de Dios.
Escribe: Padre Pablo Medina SDB