Día 6:
EN MEDIO DE LA DUDA, LA ESPERANZA
El Dios que a veces perdemos
La esperanza cristiana no es un optimismo ciego ni enfermizo. Nos llenamos, a veces, de falsas expectativas o un optimismo exagerado nos puede cegar.
La esperanza crece entre cardos, la esperanza navega en el mar de las dudas y en las tempestades que, a veces, se despiertan. Navega, pero no naufraga; se ve embestida, pero no quebrada; parce tener a Dios dentro, pero dormido; parece que se pierde enterrada en la rutina, pero es solo semilla que espera despertar.
Así como la incertidumbre y hasta la angustia mueve a los padres a buscar a Jesús que se les ha perdido, también nosotros podemos perder a Dios y con él nuestra esperanza. Cuando flaquea la esperanza, cuando las dudas parecen ganar es porque Dios no va con nosotros en la peregrinación. Le hemos dejado, talvez, en el templo, entre los familiares o en medio del camino, pero con nosotros no va.
La falta de esperanza puede hacer crecer las dudas, pero no la podrán. Echar a buscarla con la misma devoción con la que María y José buscaron a Jesús hasta encontrarlo.
Podemos hacer una jornada, caminar por la vida sin tener a Jesús, sin su compañía. Pero no llegaremos lejos. Su ausencia la sentiremos, es cuando le buscaremos.
Escribe: Padre Pablo Medina SDB